La reciente reedición del trabajo sobre el anarquismo de
Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de
Zaragoza, muestra como un buen trabajo de investigación, sólido en los
documentos aportados y en una serena interpretación de los mismos no pierde
vigencia ni actualidad.


La primera parte subraya las características del anarquismo
español y su actitud ante la llegada de la República: "La proclamación de
la República no era un 'hecho político' que había que convertir en 'una
revolución esencialmente transformadora de todos los valores políticos y
económicos', con los medios propios y característicos de la CNT: la acción
directa y la lucha en la calle" (p.14).


CNT consideró la República como algo burguesa y sus más de
500.000 afiliados en España querían la revolución. Así
señala Casanova como miraban con escepticismo al resto: "La presencia de
republicanos y socialistas en el gobierno, de dirigentes del sindicalismo ugestista que utilizaba el Estado como instrumento de
solución de conflictos y de un arraigado sindicalismo antipolítico
que organizaba una dura resistencia a ese entramado corporativo constituyeron
tres ingredientes básicos, a los que se irán añadiendo otros que explican la
extensión del campo de acción de las movilizaciones durante ese período"
(p.33).


La movilización anarquista en aquellos años fue constante: "La
sangre derramada en esos conflictos en el campo, surgidos del calor de las
esperanzas puestas en la bondad y en la legislación republicana, fue escasa
hasta que llegaron los días 31.XII1931 y 5.I.32" (p.43).


También sus críticas a los Socialistas: "Estar en el
gobierno para los socialistas no fue un camino de rosas, acosados como estaban
desde diversos frentes, pero tampoco la CNT salió bien parada de la
persecución, de los primeros encarcelamientos que provocaban con su presencia
en la calle y en los movimientos insurreccionales" (p.50).


Como comenta el Prof. Casanova: "La CNT con su lucha
contra las intromisiones del Estado en las disputas entre patronos y obreros,
contribuyó al fracaso del procedimiento de 'conciliación', esencia del sistema
corporativo, pero obtuvo a cambio pocos beneficios" (pp.58-59).


Por otra parte las dificultades de funcionamiento práctico
de los anarquistas fueron muy complejas, así las resume Casanova: "El
anarcosindicalismo nunca tuvo aliados políticos, un partido que canalizase
representara y defendiera sus intereses a través de los mecanismos
parlamentarios" (p.61). Dificultades internas: "En una sociedad con
altas tasas de analfabetismo, especialmente entre los obreros, jornaleros del
campo y mujeres, tales requisitos culturales condicionaban -e impedían- la
participación activa de la mayoría de los afiliados en los debates
internos" (p.63). Lo que producía constantemente problemas de
coordinación. Finalmente, los económicos, pues la CNT sufrió una verdadera
bancarrota económica: no se pagaban las cuotas, ni había ayuda estatal, y los
presos aumentaban sin cesar.


Llegado el 18 de julio, comenta Casanova que: "Como el
golpe militar de julio de 1936 demostró, sólo con el colapso de los mecanismos
de coerción del Estado podrían abrirse las puertas a la ansiada
revolución" (p.131). Y añade: "Ese golpe militar encontró resistencia
porque la sociedad española de 1936 no era la de 1923" (p.151). Respecto a
la peresecución contra la Iglesia: "De los
reproches éticos y las actitudes ofensivas elementos comunes a la cultura
anticlerical de republicanos, socialistas y anarquistas desde principios de
siglo, se pasó definitivamente a la acción" (p.161).


 


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Julián CASANOVA, De la calle al
frente. El anarcosindicalismo en España, ed. Crítica Barcelona 2010, 265 pp.