Si hay dos conceptos en que ha trabajado más el benedictino catalán de la Abadía de Monserrat, Lluís Duch (1936-2018), son sin duda los de antropología y religión, pues deseaba, como se puede observar en su extensa obra escrita, tender puentes para dialogar con los pensadores del siglo XXI que, como él, buscaban fundamentar un nuevo pensamiento cristiano que pudiera responder a los anhelos del hombre de hoy.
No puede construirse una sólida metafísica y desde ella una ética universal para la convivencia sin profundizar y aportar renovadas visiones en el concepto de Dios, naturaleza y hombre. Pues de esa concepción se derivarán consecuencias muy importantes.
Precisamente, al tratarse de un volumen recopilatorio elaborado por Ignasi Moreta tomando como base las voces de artículos publicados en diversas Enciclopedias y trabajos divulgativos, se nos presenta al Lluís Duch más pedagógico, incluso con su propio pensamiento, que en muchas ocasiones se diluye en dudas y vacilaciones.
Asimismo, es imposible poder redescubrir el sentido de religión y ayudar al hombre a entender la relación que Dios desea establecer con cada una de sus criaturas, sin captar como hace Ratzinger en Jesús de Nazaret que la religión es verdadera relación personal entre el Redentor y cada uno de los hombres creados. En esa línea, el profesor Duch, citando a Romano Guardini afirmará que “el catolicismo es una postura global que tiene su origen en la «totalidad esencial» de los orígenes y que es capaz de expresarse mediante numerosos tipos. Según Guardini, la Iglesia católica es aquella Iglesia que, ante los cambios e innovaciones de los espacios y los tiempos, permanece creadora y original, porque es la portadora histórica de la mirada plena de Cristo al mundo. La Iglesia realiza su catolicidad en la medida en que mantiene esa mirada original y, al propio tiempo, se compromete con los problemas y afanes de cada época” (19). La relación personal de cada cristiano con Cristomsellada por la redención aparece en esta obra, a veces más veladamente (77-79) y, en otros momentos, más claramente (159).
Lógicamente, muchas de las cuestiones que plantea nuestro autor, quizás por el lugar donde iban a publicarse, por el tamaño y extensión requerido y porque iba a ser completado con otras voces, hace que muchas veces queden incompletas, con evidente pérdida de sustancia, aunque nunca deja cuestión sin problematizar. Es muy interesante que en cada voz citada aparezca siempre el rasgo fundamental de Duch: dialogar con los autores más dispares, aunque estén muy lejos de la revelación cristiana y opuestos a ella. Por tanto, el lector que busque conceptos básicos deberá contrastar estas pinceladas con la exposición serena, completa y breve del compendio del catecismo de Ratzinger. Un ejemplo, lo podríamos tomar de la voz hermenéutica, donde Duch nos dirá de modo muy articulado: “se trata de conseguir una hermenéutica aplicada al cristianismo que sea, al mismo tiempo, pensamiento crítico, acción eficaz y experiencia espiritual. Una hermenéutica, en último término que haga posible un replanteamiento creativo, ecológico, pacífico y poético de la relación entre mística y política” (69).
José Carlos Martín de la Hoz
Lluís Duch, Conceptos fundamentales de antropología y religión. Edición de Ignasi Moreta, Fragmenta editorial, Barcelona 2020, 173 pp.