Según la literatura latina, arrogancia se define como “apropiación indebida”, y esto es importante para Juan Soto Ivars (Águilas, 1985) un agente cultural de moda en nuestros días, quien en el trabajo que ahora comentamos, buscará descubrir y caracterizar a los contendientes de la llamada “batalla cultural”.

Esta batalla cultural para nuestro autor se caracteriza como una autentica trinchera de las letras, donde los contendientes pugnan no por la verdad, la libertad y el conocimiento, sino por una subcultura más apropiada al nombre de ideología imperante.

En primer lugar, señalará la fuerza de algunos jóvenes que pretenden tomar el poder cultural simplemente porque son jóvenes. La argumentación es simple y contradictoria: “Ahora pensamos así”. “Ahora reaccionamos así”. “Ahora leemos así”. “Ahora argumentamos así”. “Ahora sentimos así y, si no te gusta, ahí tienes el vertedero de la historia” (55).

Inmediatamente, reconocerá que los argumentos con los que habitualmente saltan algunos a las trincheras de la batalla cultural, no son verdades adquiridas mediante el uso de la razón bien pensante, de la lectura sedimentada y del valor de la honradez intelectual, sino una especie de mochila rápida llena de lugares comunes, unos bagajes de polarización y una vestimenta de urgencia (11).

Por otra parte, nuestro autor introducirá un elemento interesante que es la mezcla entre “trasgresión y moralismo” que se ha puesto tan de moda en las trincheras de la batalla cultural a ambos lados de la misma, puesto que esto es común a todas las ideologías: “En la batalla cultural se trasgrede, por tanto, un principio moral desde otro moralismo. Así es como la trasgresión y el moralismo se dan la mano en las batallas culturales” (20).

Lógicamente, al aplicar todos estos principios al cine y a la industria del audiovisual se invierten los términos de la eficacia o capacidad de comunicación, por los de conectar o no conectar: “Hemos asumido un marco en el que las películas hoy no son buenas o malas, sino que hacen el bien o hacen el mal” (27). En cualquier caso, estamos en las manos de unos críticos de internet que condenan las películas o las aplauden sin haberlas visto (28).

Es interesante, como el propio autor de este trabajo es profundamente ignorante en historia, pero utilizada los argumentos históricos con fruición y erráticamente, como cuando dice que Calvino huía de la inquisición intolerante de Francia y no sabe que acabó condenando a la hoguera a su amigo Servet tras un proceso inquisitorial organizado por él mismo (31).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Soro Ivars, La trinchera de letras. La batalla cultural contra la libertad y el conocimiento, Ediciones Nobel, Madrid 2024, 203 pp.