La reciente edición de una nueva biografía acerca de Bartolomé de las
Casas, vuelve a poner en primera línea a uno de los dominicos claves en la
historia de la evangelización y de los derechos humanos en América. Entonces y
ahora Bartolomé de Las Casas O.P., será un modelo de la evangelización pues confiaba
en la fuerza de la Palabra de Dios y en la capacidad del ser humano para la
verdad y el bien y por tanto para conocer y amar a Jesucristo y aceptar el
tesoro de la Revelación.
Como se refleja en esta biografía
del Prof. Lavalle, Las Casas fue un paladín de los derechos humanos, pero
habría que matizar que realidad los derechos humanos, tal y como los entendemos
ahora, son conceptos y logros que tardaron siglos en alcanzarse, aunque siempre
se ha vivido en la Iglesia la necesidad de la libertad para acceder a la fe,
sin la cual no se puede amar a Dios. En
ese largo camino, evidentemente, fray Bartolomé tiene un lugar especial.
Respecto a la biografía tal y como la apoya Lavalle, sobre
todo con textos autobiográficos de Las Casas, conviene anotar que el dominico
como escritor fue un hombre apasionado. Toda su argumentación y los datos
históricos que aporta, buscan l fustigar la conciencia del Rey de España y su
Corte; despertar el sentido de la verdad y de la justicia. Es decir no
actúa como un historiador riguroso tal y como lo entendemos ahora. Las obras Lascasianas constituyen un género literario a caballo entre
la apologética y la denuncia profética. En ese sentido se entienden las
"exageraciones" que introduce en sus obras. Para el Siervo de Dios, pues está
en proceso de canonización, la intención
con la que escribe es lograr unas leyes más justas y que se aplicasen, para lo
cual pide un imposible: la salida de América de los españoles, la devolución de
las tierras a los indios, etc.
Indudablemente su perseverancia para permanecer cuarenta años cerca de la
Corte, actuando a favor de los derechos de los indios y por una evangelización
pacífica, muestra la heroicidad de su fortaleza. Aquellos gobernantes de la
Corte española del siglo XVI eran hombres de fe, pero también hombres de su
época, a los que se les exigía una
tremenda responsabilidad: construir una sociedad cristiana de nueva planta, con
personas escogidas de gran categoría personal y moral y con personas de pocos
escrúpulos y deficiente formación. En cualquier caso Las Casas fue un hombre
que contempló muchos errores y horrores. Así pues, siempre destacará entre sus
virtudes la fortaleza, ejercitada de continuo y frente a todas las
dificultades.
José Carlos Martín de la Hoz
Bernard LAVALLE, Bartolomé de
las Casas, entre la espada y la cruz, ed. Ariel, Barcelona 2009, 323
pp.