Beguinas. Memoria herida

 

El género literario al que pertenece el trabajo que ahora presentamos está muy bien reflejado en el expresivo título con el que se encabeza el libro: “Beguinas: Memoria herida”, pues esa conjunción del concepto “Beguinas” con un adjetivo “memoria herida”, nos está indicando que vamos a utilizar un enfoque que va más allá de los hechos históricos, para llegar a un determinado tipo de ensayo.

Efectivamente, un ensayo histórico es una aproximación a un ámbito o período histórico que nos atrae, al que deseamos acudir para buscar un ejemplo para nuestro tiempo, o simplemente para aprender de la historia, es decir, es una interpretación de un hecho histórico. En esta ocasión, además, la autora no busca tanto la objetividad como recabar unos datos y unos sucesos históricos, para alabar unos ejemplos y, además, para presentarlos con un tono reivindicativo.

Las Beguinas fueron indudablemente mujeres adelantadas a su tiempo, pues buscaban la santidad en el ejercicio de la caridad, pero utilizando formas religiosas que tardarían siglos en llegar, pues ni eran benedictinas que seguían una regla milenaria, ni eran vírgenes consagradas del siglo IV, tal y como las presentaban los Santos Padres, sino que tenían algo de ambas y más, que el Espíritu Santo estaba suscitando.

En efecto, vivían humilde y sobriamente, dedicaban la mayor parte de su tiempo a obras asistenciales, de atención de huérfanos, pobres, enfermos o ancianos y, por tanto, de caridad en el amplio sentido del mandamiento nuevo de Cristo y de las obras de misericordia corporales y espirituales.

Por supuesto sostenían su vida diaria y espíritu de generosa entrega con la oración y la contemplación, hacían penitencia y buscaban la gracia de Dios y el consejo espiritual en los sacramentos.

No vivían vida conventual, pero estaban cerca una de otras bajo la tutela de una persona que cuidaba por ellas. Las casas o celdas se asemejarían a los primitivos cenobios, y, por tanto, ni son anacoretas ni religiosas de Monasterios.

La autora ha descubierto la escuela Renano flamenca de espiritualidad y su posterior incorporación al siglo de oro de la mística castellana (32-33) y, sin darse cuenta, las ha conectado, pero sin captar que hay una maravillosa continuidad entre ambas corrientes, las ideas y las páginas se copian tranquilamente, hasta quince páginas seguidas sin citar, pues no hace falta se trata de compartir los caminos que llevan a Dios (9).

En esta síntesis de la vida de las beguinas hubiera sido de interés que la autora hubiera leído a fondo al maestro Echkart(1260-1328), especialmente lo relativo “al fruto de la nada” pues hubiera descubierto cómo efectivamente no había nada herético en sus palabras, sino proponer la mística al hombre de la calle, aunque, como ocurrió, alguien le denunciara y sufriera un proceso del que salió indemne como ha recordado la Congregación para la Doctrina de la fe en un espléndido documento de 1992.

José Carlos Martín de la Hoz

María Cristina Inogés Sanz, Beguinas. Memoria herida, ediciones PPC, Madrid 2021, 255 pp.