Las relaciones entre exégesis de la Sagrada
Escritura,
especialmente del Nuevo Testamento, y el método histórico-crítico han entrado
en una necesaria revisión después del libro del Papa Benedicto XVI sobre Jesús
de Nazaret. En este volumen publicado recientemente por ediciones Encuentro, se
encuentra muchas ideas al respecto.
En primer lugar, es importante señalar que al abordar los
Evangelios no estamos ante un texto de hace veinte siglos, sino mucho más: "La
Escritura es la obra del Pneuma de Cristo; está inspirada. (…). Este hecho le
otorga un lugar específico en el campo de los objetos sobre su pura
consideración literaria. Y así exige también una postura particular en el
investigador, que sea capaz de comprenderlo en su especificidad cualitativa, de
acuñar las categorías adecuadas para esta especificidad; que sea capaz de decir
en qué sentido los datos recabados a partir de otros puntos de vista
(histórico, psicológico, etc.) son aplicables a él" (p.35).
Es claro que en el Nuevo Testamento: "La realidad
fundante de lo que aquí se trata es de tipo sobrenatural; es Dios y su acción
salvadora que funda nuestra salvación. Se trata de una historia sagrada, que
debe ser leída a pesar de toda analogía posible, de una forma diversa a la
profana" (p.36).
Por eso se añade en este volumen que estamos reseñando:
"No es casual que los teólogos verdaderamente grandes hayan sido santos y
hombres de oración. No lo eran en privado, sino esencialmente en cuanto tales"
(p.49).
A la vez el conocimiento de la época, de las costumbres y
de la historia concreta en donde nació ayuda a entender y a captar detalles
importantes del texto sagrado, pues: "La palabra de Dios es una palabra
histórica. Por ello debe ser comprendida en cuanto tal, históricamente. Pero es
claro que este camino no puede ser el único que lleve a la palabra de Dios en
cuanto tal; más aún, no será esencialmente el más importante" (p.53). Esto es
clave para la verdad: "Si el Salvador fuera sólo histórico, solo perteneciente
a un tiempo pasado, la fe no jugaría ningún papel" (p.56).
De hecho la Palabra de Dios: "Fue pronunciada en un
tiempo determinado, pero fue pronunciada como Palabra de Dios. De este modo
coexiste con cada época" (p.56). Por tanto conviene revisar el modo de realizar la crítica
literaria: "Existe actualmente un incontestable peligro: una proliferación
incontrolada de crítica literaria" (p.104).
Es un dato fácilmente comprobable las diferencias de
las opiniones de los filólogos, exegetas e historiadores: "El desacuerdo entre
investigadores serios, inteligentes, de buena fe, utilizando los mismos métodos
y comunicándose sus trabajos, sólo puede significar una cosa: la materia es
dudosa". (p.106).
Finalmente, es necesario el abordaje completo y tener en
cuenta que: "La teología es una ciencia de la realidad, dada en la fe y en la
plenitud de la vida de fe; no es una parte de la historia de la literatura o
del análisis conceptual" (p.50).
José Carlos Martín de la Hoz
Carlos GRANADOS-Agustín
GIMÉNEZ (ed), Biblia y ciencia
de la fe, ed. Encuentro, Madrid 2008, 230 pp.