Comunión y relación

 

Hay trabajos o ensayos teológicos que para abordar el núcleo de la cuestión desarrollan verdaderos compendios de la fe y de los diversos ángulos de la materia de que se trate, de modo que el lector no necesite acudir a otros textos para poder entender las ideas del libro.

Este es el caso del último trabajo de la doctora en Teología Lourdes Grosso, misionera idente, directora de la Oficina de las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal española y coordinadora de la cátedra de teología de la vida consagrada de la Facultad de Teología de la Universidad de San Dámaso de Madrid.

Precisamente, la autora comenzará recordando el documento romano ”mutuae relationes” publicado en 1978, en donde se abordaba tras el concilio las relaciones entre los obispos y la vida consagrada. Lógicamente, tras el abundante desarrollo de la eclesiología de Comunión desde aquellas primeras indicaciones, deben ser ahora nuevamente abordadas pues la eclesiología de comunión y la meditación de las relaciones intratrinitarias introducen una mayor riqueza tanto teológica, antropológica y pastoral.

Así pues, nuestra autora después de tratar los aspectos generales y las bases doctrinales que tanto la eclesiología de comunión como la aplicación del mundo trinitario de relaciones al hombre, imagen y semejanza de Dios, descenderá en la última parte a hablar de cuestiones prácticas en la nueva presentación de esas relaciones entre los obispos, la Iglesia particular y la vida consagrada.

En primer lugar, recordará la aparición de las nuevas familias de la vida consagrada “in instituto con diferentes ramas, es decir que bajo una sola institución y único carisma hay miembros de los diferentes estados de vida: célibes, clérigos, casado y de ambos sexos: hombres y mujeres” (203). Por tanto, nos dirá: “la comunión entre los estados de vida en un mismo carisma” (206).

Es segundo lugar abordará la fundamentación metafísica de la relación está en que “hemos sido creados por y para el amor, somos relacionales desde la creación, y la primera relación es constitutiva al dársenos el espíritu por inmediato acto creador de Dios, quien deja grabada su imagen en su criatura, haciendo que esta permanezca siempre en una especial relación con el creador” (216).

Finalmente, como no podía ser menos, afrontará con gran detalle la llamada a la sinodalidad que ha realizado el papa Francisco, pues indudablemente tanto la sinodalidad como la colegialidad serán dos expresiones que recogerán el sentir de la eclesiología de comunión y, asimismo, facilitarán la unidad y diversidad de los carismas en el interior de la Iglesia. En el capítulo de la sinodalidad (247), el santo Padre desea que a todos los niveles de gobierno se escuche la voz y se reconozca la acción de los consagrados junto con el resto de los miembros del pueblo de Dios (253).

José Carlos Martín de la Hoz

Lourdes Grosso García, A imagen de la Trinidad, ediciones Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 2019, 312 pp.