En estos días de la alegría de la pascua de resurrección, cuando tantas personas en el mundo entero se felicitan alegres “las pascuas” y se dan parabienes, en un buen momento para que recomencemos el camino con alegría.
Nada mejor que volver a repasar las motivaciones profundas de nuestras acciones y a tener más claro el fin último que es dar gloria a Dios y también el acometer un trabajo solidario con nuestros hermanos los hombres para construir una sociedad justa.
Precisamente, el tratado de Escatología y, en concreto, el que ahora introducimos, puede ayudarnos a enmarcar nuestra investigación. Una obra está magníficamente redactada y elaborada por dos grandes teólogos: Jorge Molinero, Doctor en Teología y periodismo y Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva, profesor, artista y teólogo sevillano.
Con respecto a la construcción de la sociedad civil, el cristiano debe evitar dos extremos; o bien poner todas sus esperanzas en esta vida. como si no hubiera otra después de le muerte, ni tampoco desentenderse de la construcción de un mundo justo y solidario, porque el fin de la vida sea gozar con Cristo toda la eternidad: “la esperanza cristiana no es evasión espiritualista o compromiso cerrado a la trascendencia, sino que lo que hayamos hecho en el tiempo según el espíritu de Cristo, habrá sido hecho para la eternidad” (89).
A lo anterior, se une el fuerte impacto solidario: “El amor a Dios pasa por el amor a toda criatura humana y, lógicamente, por la tarea bien hecha, que siempre es un servicio al bien de todos, en quienes el cristiano está invitado a ver a Dios al que no se le debe ofrecer un servicio de poca calidad, una chapuza” (89).
Inmediatamente, muestran nuestros autores el núcleo esencial del espíritu del Opus Dei, mediante el ejercicio de las virtudes en el desarrollo de los deberes ordinarios del cristiano, santificar las relaciones profesionales y santificar el propio mundo que estamos transformando y mejorando con nuestro trabajo. Tras desarrollar ampliamente la teología de la santificación del trabajo expuesta magistralmente por el fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer, canonizado por san Juan Pablo II el 6 de octubre de 2002, concluirán certeramente: “compromiso histórico y esperanza escatológica” (91).
Lógicamente, este camino de la iluminación del mundo desde dentro necesita generosidad y espíritu de santidad, pues la debilidad del hombre es obvia, su evidente inconstancia y, sobre todo, la falta de paciencia, puede hacer descarrilar tan buenos propósitos e ilusiones.
Es más, el problema del sufrimiento que ha desarrollado magníficamente san Juan Pablo II en la salvifici doloris, es traído magníficamente por nuestros autores para ayudarnos a entender las palabras del santo Padre. En realidad, el sufrimiento es una vocación con la que podemos unir nuestras pequeñas cruces a la cruz redentora (95)
José Carlos Martín de la Hoz
Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva y Jorge Molinero, El más allá. Iniciación a la Escatología, ediciones Rialp, Madrid 2000, 205 pp.