Presentamos la extensa reedición del trabajo de filósofo Javier Gomá (Bilbao 1965) acerca de la imitación y la experiencia en el que desarrolla una extensa teoría general de la “imitación” como salida de las crisis filosóficas en la que estamos sumergidos a lo largo de la historia y, especialmente, desde comienzos del siglo XX (28).
Es muy interesante cómo Javier Gomá propone devolverle creatividad y dinamismo a nuestra cultura por caminos nuevos que atraigan y entusiasmen a las nuevas generaciones. El ejemplo y modelo del cambio de rumbo, lógicamente abierto a la creatividad, lo sitúa en el pensamiento filosófico de Ortega y Gasset quien ya desde 1915 paso del idealismo postkantiano a la nueva ciencia, para tras los sucesivos saltos de la guerra civil y la consolidación de la democracia en la Europa libre, volver a subrayar el europeísmo de pensamiento y raíces cristianas (57).
En las páginas finales del trabajo está esta magnífica definición: “La modernidad especializa las esferas de la vida y escinde al hombre en áreas o ámbitos autónomos. Nace la teoría política moderna cuando se formula la razón de Estado y la tesis de la política independiente de la ética; nace la teoría ética moderna cuando se separa de la religión; nace la estética cuando la belleza se segrega de la verdad y de la bondad; nace la ciencia cuando la verdad experimental se emancipa de la verdad revelada. El surgimiento de todas estas disciplinas encierra un objetivo enriquecimiento y un progreso de la civilización. Sin embargo, ha tenido el efecto reflejo de escindir al hombre en órdenes especializados, haciendo imposible la generalización de valores compatibles inherente a la idea de prototipo” (511).
La historia de la imitación sería esta: “La época premoderna fue ejemplar sin conciencia de serlo. La moderna subjetividad prescindió de la ejemplaridad al mismo tiempo que entronizó a la autoconciencia creadora. La época actual está en condiciones de volver su mirada hacia la ejemplaridad del modelo y ofrecer una teoría crítica del prototipo excelente” (514).
Indudablemente la sustancia del problema habría de ser metafísico: “la concreción del prototipo personal se corresponde con el ser real e individual de la metafísica; la tipicidad o normatividad, con el deber-ser objeto de la filosofía moral. Un prototipo excelente abraza, en suma, una unidad inextricable de ser y de deber-ser” (515).
Precisamente, la historia metafísica nos recuerda que “la teoría ha buscado siempre formar un cuerpo de definiciones de virtudes y de leyes morales, y, a este fin, los tipos humanos de la cultura sirvieron sólo como ilustración o ejemplo del concepto moral que se propone” (523).
Finalmente, nos recordará que “la identificación mimética no supone abandonarse a un sentimiento irracional y subjetivo, sino una incorporación y adhesión libre y espontánea hacia una norma” (525).
José Carlos Martín de la Hoz
Javier Gomá Lanzón, Imitación y experiencia, Taurus, Madrid 2023, 653 pp.