Crítica filosófica

 

En los años setenta del siglo pasado, la madrileña editorial Magisterio español, tuvo el acierto de ponen en marcha una magnífica colección de libros breves de filosofía con el sugerente título de  “Colección de crítica filosófica”.

El profesor y filósofo catalán afincado en Roma, Luis Clavell fue el director de una colección que terminó por incluir más de treinta y cinco títulos y que se fueron vendiendo y difundiendo paulatinamente hasta agotarse, pero que pueden encontrarse en las bibliotecas universitarias y, por supuesto, en la Biblioteca Nacional de España.

Magisterio español con esta línea de publicaciones, se propuso como objetivo poner al alcance del público universitario de los años setenta y ochenta, de maestros y profesores de filosofía, las grandes obras del pensamiento filosófico moderno y contemporáneo, pero introducidas y anotados por grandes especialistas en la materia.

Con esta sencilla metodología y clara orientación se proporcionaba a un público culto en el sentido amplio de la expresión, el conocimiento de los autores claves y de las obras más influyentes en el pensamiento actual.

Aquella colección sigue sorprendiendo todavía hoy, por la estructura, por la elección de los autores y de las obras, y también por el acierto del encargo a quienes supieron realizar la idea de un modo claro y sencillo.

De hecho la crítica a esos estudios y la metodología de exposición, sigue siendo actual, y todavía hoy siguen siendo legibles e interesante la mayoría de esos títulos, aunque alguno de esos autores ha caído finalmente en el olvido.

Quería referirme ahora, a modo de ejemplo, a una de aquellas magníficas obras: la publicación de una parte del libro más importante de Augusto Comte (1798-1857), escrito entre 1824 y 1842 y que fue publicado en seis volúmenes en Paris.

En el prólogo se explica que por Filosofía, Comte entiende, a falta de otra palabra, el sistema general de los conocimientos humanos, y por positiva la manera especial de filosofar que consiste en limitarse a coordinar los hechos observados. En este volumen se publican brevemente anotadas las dos primeras lecciones; el tema de la naturaleza e importancia de la filosofía positiva y de la jerarquía de las ciencias positivas. Para nuestro autor la unidad que en el medievo se había construido con la fe cristiana, ahora debía articularse en torno a la ciencia (10).

Además, el profesor argentino de filosofía de la ciencia, también afincado en Roma, añadió a la edición, un ensayo completo de Stuart Mill que versa sobre el curso completo de Comte y sobre la última doctrina del que fue su maestro. Así lo justifica Sanguineti: “el motivo de reunir a los dos autores es también la conveniencia de acceder simultáneamente al positivismo  de vertiente inglesa y francesa en el momento de su nacimiento y cuando se esbozan en pocos trazos los extensos desarrollos que seguirían en las décadas posteriores” (7).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan José Sanguineti, Augusto Comte: curso de filosofía positiva, colección critica filosófica n. 10, de. Magisterio español, Madrid 1977, 254 pp.