El itinerario espiritual y técnico hacía la fe cristiana sirve de magnífico guion al escultor japonés Etsuro Sotoo para describir de un modo muy profundo y plástico lo que significa realmente el templo expiatorio de la Sagrada Familia, el alma genial del arquitecto Siervo de Dios Antoni Gaudí y, por supuesto, el espíritu que anima la monumental construcción del Templo de la Sagrada Familia de Barcelona.
La obra que ahora presentamos se articula sobre el dialogo entre el escultor Etsuro Sotoo y el arquitecto de la Sagrada Familia y buen conocedor de Gaudí, José Manuel Almuzara, quien va condiciendo las preguntas de modo que puede mantenerse el pulso narrativo y el interés del lector.
En primer lugar, recuerda el impacto que recibió este genial escultor japonés cuando llegó a España y descubrió que había vivido en una civilización sin Dios y que, por contraste, ese Dios personal era quien le había traído desde Japón a Barcelona, a miles de kilómetros de su tierra, para encontrarse con Él y colaborar con Él en la construcción de la Sagrada Familia (23).
De hecho, el libro recordará los intensos deseos de esculpir la piedra y afirmará al final: “la piedra me guió hasta Europa, hasta el templo de la Sagrada Familia; el Templo me llevó al maestro Gaudí y este me llevó a la fe, al verdadero Maestro” (94).
Es impresionante cómo Antonio Gaudí expresó en la piedra esculpida de la Sagrada Familia, algo tan intangible como la santificación del trabajo, pues se comprueba que ha puesto en primer lugar amor a Dios y enseguida la técnica que Dios mismo le iba inspirando (32).
De ese modo según fue conociendo y tratando a Dios pudo entender el alma de Gaudí (51) quien no dejó planos para proseguir su obra sino un estilo de santidad de vida, vida de oración y sacramentos y modo de trabajar con Dios (59).
Es interesante descubrir cómo nuestro escultor, cuando llevaba más de 80 páginas hablando con pasión del arquitecto Gaudí y de su gran obra, da un giro a la conversación para reconocer con sencillez: “La construcción del Templo de la Sagrada Familia es una manera de agradecer a Dios todo lo que nos ha dado, la vida, la naturaleza, el amor, base de todo lo demás. La edificación del Templo es un modo de corresponder al don de Dios con algo material, con lo máximo que podemos realizar los humanos, con una obra hecha de amor y belleza” (84).
No deja de ser conmovedor que ya en las últimas páginas del diálogo entre el escultor y el arquitecto, la conversación se haga más íntima, de modo que Etsuro Sotoo, termine por abrir su alma y narrar recuerdos íntimos como los momentos de la llegada del don de la fe y de la luz nueva que se abrió en su alma hasta ver la realidad de otro modo: “al recibir la Eucaristía sentí que estaba en mí casa, recibí a Jesús y sentí que era uno más, en comunión con todos” (94).
José Carlos Martín de la Hoz
Etsuro Sotoo-José Manuel Almuzara, De la piedra al Maestro, ediciones Palabra, Madrid 2010, 126 pp.