El profesor de Historia del Mediterráneo de la Universidad de Cambridge, David Abulafia, ha logrado sintetizar de un modo culto y asequible, el momento trascendental del siglo XVI, en el que tuvo lugar los descubrimientos geográficos que llevaron a cabo la primera globalización,
En efecto, en casi un siglo se produjeron correlativamente, hechos trascendentales como los descubrimientos del continente americano, América, la conquista de las Islas Canarias, la exploración de Asia, los inicios de evangelización del Japón y China, la vuelta al mundo llevada a cabo por Juan Sebastián Elcano.
El profesor Abulafia mostrará en este extenso y documentado trabajo que lo mas importante de aquellos hechos no fue la constatación de la fauna y la flora o la geografía exacta de aquellas nuevas tierras sino, sobre todo, el encuentro de la cultura europea u occidental con la humanidad plena, expresada en hechos como la invitación a la fe cristiana de los nuevos pueblos y, por supuesto, la confrontación e intercambio de culturas. La perspectiva es eurocéntrica (11) y la esperanza era cierta (45).
El libro se subtitula, “encuentros atlánticos en la era de Colón” pues, sobre todo, el autor se detendrá a examinar todas las crónicas disponibles para realizar un estudio detallado de los descubrimientos de la humanidad en esas áreas geográficas y en ese tiempo concreto, seguramente lo hace así para dar pie a sucesivas monografías sobre esta materia y con este enfoque.
Es interesante comprobar, una vez más, y precisamente en nuestro tiempo que más mataron las bacterias y, sobre todo los virus, que los arcabuces, no solo en el caso de España, sino también de Portugal, Holanda, etc. Es decir, que las pérdidas de vidas humanas por el encuentro con las nuevas enfermedades, fueron inevitables, cuestión que ahora entendemos bastante mejor (30).
Asimismo, es doloroso constatar la mentalidad esclavista de Portugueses y holandeses quienes se lanzaron sin escrúpulos a desarrollar en África y Canarias, la fiebre de la esclavitud como los españoles e ingleses desarrollaron la fiebre del oro (129).
En cualquier caso, la mentalidad cristiana de la Reina Isabel salvó la vida de miles de hombres y mujeres al considerar a los indígenas americanos y canarios como vasallos libres y verdaderos súbditos de la corona de Castilla (33).
El autor recuerda la pregunta teológica que inquietó las conciencias de los habitantes del viejo mundo, al saber que aquellos indígenas tenían alma humana y capacidad de conocer y amar la doctrina cristiana: ¿Por qué Dios había permitido durante tantos siglos conservar aquellos pueblos sin el conocimiento de la revelación y en estado de tanto atraso en civilizaciones que no conocían ni la rueda, ni la escritura? (29) Es muy interesante constatar el empeño de la Santa Sede y de los reinos cristianos en aceptar la invitación del Santo Padre para llevar la fe cristiana a los pueblos descubiertos (40).
José Carlos Martín de la Hoz
David Abulafia, El descubrimiento de la humanidad. Encuentros Atlánticos en la era de Colón, ediciones Crítica, Barcelona 2021, 472 pp.