Con este sencillo y práctico libro escrito por el claretiano Carlos Martínez Oliveras acerca de la sinodalidad regalado por la Vicaria a los sacerdotes, se supone que se podrá dinamizar a los diversos ámbitos de actuación; arciprestazgo, parroquia o cualquier lugar donde cada uno lleve a cabo su extensa e intensa variada y multiforme actividad pastoral.
El resumen del trabajo es que toda la Iglesia, como desea el Papa Francisco, debe convertirse en los próximos meses en un clamor universal de sinodalidad para que toda la Iglesia se implique en la Iglesia en salida, en la primavera de una comunidad viva, y en un Pueblo de Dios en marcha (9).
Es interesante observar cómo a través de un sencillo esquema de diez punto y diez capítulos nuestro autor ha logrado resumir todos los documentos clave publicados hasta el momento y ha realizado un discernimiento global sobre la cuestión de modo que ha logrado alumbrar, asimismo, el discernimiento de cada comunidad para poder dinamizar y presentar en el Sínodo de 2023 una completa visión de la Iglesia renovada por aportaciones desde la base del pueblo de Dios.
Asimismo, la referencia a lo que el papa ha discernido sobre la cuestión es muy importantes, pues el autor desea mostrar que este camino de la sinodalidad no es una simple moda, un impacto emotivo, ni un programa para mantener unido al pueblo de Dios. Hay una propuesta de sinodalidad hasta el final de los tiempos. De modo que el Sínodo Romano sirva no tanto para estudiar propuestas concretas, sino ensayos y estilo de sinodalidad en la vida de las comunidades eclesiales.
En primer lugar, el santo Padre ha deseado presentar la sinodalidad en plena sintonía histórica con los primeros cristianos y con el ejercicio del primado del primer milenio cuando éramos un solo rebaño con un solo pastor. En esos años primeros se planteaban cuestiones doctrinales de gran calado, y el amor a la verdad de lo que habían visto y oído era lo importante (90)
Ese es el marco y, por ello, se subrayará en este trabajo, fuertemente la vertiente histórica, pues la sinodalidad, tal y como la planteaba la patrística era una manera de pedir al pueblo de Dios que se mantuviera en misión evangelizadora hasta el final de los tiempos, como Jesús se mantiene a nuestro lado hasta el final de los tiempos: unidos en una verdadera comunión fraterna, con el Padre, el Hijo y l Espíritu Santo. El espíritu de Comunión que resume el Concilio Vaticano II, marcará también ese clima de la sinodalidad tal y como lo desea el papa Francisco (91).
Inmediatamente, con palabras del Papa Francisco se trata de ayudar a los obispos en el gobierno de las diócesis en un clima de verdadera y fraterna colegialidad, de modo que, al escuchar y atender al Pueblo de Dios, el pastor pueda tomar libremente las decisiones oportunas que serán siempre respetuosas (94), como con el derecho canónico y, por supuesto, con la prudencia debida y la asistencia del Espíritu Santo.
José Carlos Martín de la Hoz
Carlos Martínez Oliveras, Diez cosas que el Papa Francisco quiere que sepas sobre la sinodalidad, ediciones claretianas, quinta edición, Madrid 2021, 111 pp.