Recuerdo que, hace ya unos años, tuve la suerte de gozar de la sincera amistad de un valenciano de gran corazón, pues pude visitar periódicamente al entonces obispo de Huelva, Mons. Rafael González Moralejo, un hombre culto y santo, dotado de mucha cultura y de animada conversación.
Hablábamos mucho de Doctrina Social de la Iglesia, tema sobre el que había trabajado Monseñor desde los años sesenta y que había constituido el eje de su tarea docente e investigadora toda su vida y había sido su programa episcopal como obispo Auxiliar de Valencia y segundo obispo de Huelva.
Cuando llegaba el momento de “tomar un café y un algo” para seguir charlando y trabajando, es decir para afrontar la tarde, don Rafael se levantaba y decía muy solemne; “vamos a mi laboratorio”. Allí, como buenos químicos que éramos, no sólo por haber estudiado la materia de licenciatura, sino también por haber investigado en ello antes de ser sacerdotes, nos preparábamos un “Nescafé en condiciones” y, por supuesto, sin sobresaturación de azúcar.
Asimismo, recuerdo una de esas interminables charlas, en la que volvió sus recuerdos al encuentro que él había vivido en persona, durante una cena en el Palacio episcopal de Málaga, entre el Siervo de Dios cardenal Herrara Oria, titular de la diócesis, y san Josemaría Escrivá de Balaguer, como huésped ilustre, donde afloraron los sentimientos más profundos de una amistad antigua que se había visto acendrada por los acontecimientos.
Efectivamente, si había habido cuestiones discordantes en sus maneras de ver los asuntos y de enfocar los problemas de la evangelización, de la Iglesia Universal y particular. Aquella noche no hubo ni atisbo de disparidad sino muestra de profunda unidad; un gesto, una demostración de verdadera cordialidad y confianza mutua a pesar de los pesares.
En ese sentido al leer las ponencias y comunicaciones recogidas en este volumen coordinado por José Andrés Gallego y Fernando Fernández, indudablemente afloraba la misma simpatía y optimismo de González Moralejo.
En efecto, basta leer las actas del diálogo y del encuentro entre el profesor Emilio Martínez Albesa de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid y un conjunto de especialistas en Doctrina Social de la Iglesia para concluir que la unidad está por encima de todo y que la doctrina social de la Iglesia, como parte de la teología moral, es el mismo ser de la Iglesia.
Lo que pasa con la Doctrina social es que sigue iluminando el quehacer de todos los papas, obispos y pastores de la Iglesia Universal como las vidas del padre de familia y del profesional que aplican esos viejos principios, veinte siglos, a las culturas y civilizaciones hasta vivificarlas y transformarlas. Es indudable que goza de buena salud.
José Carlos Martín de la Hoz
José Andrés Gallego, Sobre qué pasa con la Doctrina Social de la Iglesia, ediciones Ideas y libros, Madrid 2020, 417 pp.