El profesor Noruego Ole Jakob Loland, en el trabajo que ahora presentamos, ha aventurado una visión completamente nueva del pensamiento paulino desde el ángulo del ateísmo contemporáneo, pues en la actualidad está volviendo a ser releído el corpus paulino no solo desde el año paulino que convocó el papa Benedicto XVI, sino desde la posmodernidad.
Lógicamente en la historia del equilibrio entre fe y razón, san Pablo ha ocupado siempre un lugar preminente puesto que: ”Para Pablo la salvación radica en una justicia divina de alcance universal y en la igualdad para todos” (13).
Inmediatamente, nuestro autor se dirige a estudiar a Pascal como ejemplo de un racionalismo ilustrado: “Para Pascal, la fe hablaba al corazón mientras que la ciencia fortalecía el pensamiento” (23).
También se referirá a Spinoza quien negaba los milagros y por supuesto la fe en la Escritura, pero a quien le fascinaban los discursos de Pablo a los romanos: un verdadero filósofo (26).
También, en las primeras páginas de antecedentes, es lógico que el profesor Loland vuelva sus ojos hacía Lutero quien indudablemente vivía de la predicación de san Pablo: “El evangelio manifiesta cómo Dios nos hace justos por medio de la fe y para la vida de fe” (Rom 1,17).
Seguidamente, nuestro autor desarrollará la tesis modernista de que había que liberar a las masas de los dogmas religiosos, de modo que la explicación de Renán vino a triunfar después de la ilustración en el modernismo (36).
Inmediatamente, entramos en la hermenéutica de los textos bíblicos y las interpretaciones a lo largo de la historia. En el momento en que Lutero dio va libre y se olvida la interpretación de los padres, entonces: “el escrito que se va a interpretar se lee independientemente de las intenciones que haya tenido su autor”. Y también se desoye el consejo de Spinoza de atenerse a las coordenadas históricas (39).
Finalmente, planteará el tema de este libro: Pablo sería la respuesta para los problemas del hombre contemporáneo, pero ¿cuáles son esos problemas y esas soluciones? (42).
Para Nietzsche, Pablo sería el “autor de ideas geniales que han mantenido a Europa encadenada, abriendo camino a la opresión de la Iglesia y la religión” (43). En primer lugar, intentará desenmascarar a Pablo como inventor de un cristianismo distorsionando la figura histórica de Jesús o el Jesús de los evangelios: “al redentor lo clavó en su cruz” (45). Es cierto que, en la posmodernidad, desde el siglo XIX hasta la actualidad, ha cuajado la idea “de Pablo como un falsificador dogmático y la de Jesús como un sabio en busca del amor” (46).
José Carlos Martín de la Hoz
Ole Jakob Loland, El apóstol de los ateos, Editorial Trotta, Madrid 2023, 266 pp.