Juan de Medina natural de Medina de Pomar (1489-1545) teólogo español. Decano del Colegio de san Ildefonso en Alcalá de Henares, donde concluiría su vida como catedrático de Artes de la Universidad y profesor de Filosofía Moral. Fue catedrático de Teología en la misma universidad, regentando magistralmente la cátedra de Nominales desde 1519 hasta su muerte. Precisamente estamos concluyendo el quinto centenario de su toma de posesión. Discípulo de Domingo de Soto al que seguiría sus pasos desde el nominalismo hasta el tomismo y desde el seguimiento de Guillermo Biel al de Francisco de Vitoria, Martin de Azpilcueta y Diego De Covarrubias.
Su obra más importante está publicada al final de su vida, en dos volúmenes; el primero el Tractatus, de poenitentia (1544), acerca de cuestiones de fondo de moral de justicia y de limosna, el segundo, el Tractatus de restitutione et contractibus, publicada póstumamente en Alcalá en 1546, aunque primero había sido publicado en Ingolstadt (Alemania en ese mismo año) y donde fue reconocido como hombre clave en los tratados de cambios y de Contratos. Tampoco podemos dejar de mencionar, pues expresa su pertenencia al clero secular, que era Canónigo Magistral de la catedral de san Justo y pastor de Alcalá. Es importante, finalmente, evitar confundirle con el misionero franciscano Juan de Medina que murió en Cartago (Costa Rica) en 1598.
Hemos hablado de que regentó la cátedra de nominales, lo que requiere recordar que en la universidad de Alcalá, el cardenal Cisneros estableció que se explicara la Teología, como en las grandes facultades de teología, por las tres vías: tomista, escotista y nominalista.
Respecto al nominalismo en general en la España del siglo XVI, y en concreto en Alcalá hay que tener en cuenta que se trata más bien de una actitud que de una vía de seguimiento de Guillermo de Ockham o de oposición a la Iglesia, en definitiva, heterodoxo. Precisamente, Soto y Vitoria habían abandonado en París la llama vía moderna o nominalista, para regresar a santo Tomás en directo a través de una lectura actualizada de la “Suma teológica” de Santo Tomás. En ese sentido, en el proemio del Tractatus de poenitentia, escrito por Juan de Medina, el primer autor que cita como su fuente y maestro es Domingo de Soto, entonces teólogo imperial en el Concilio de Trento y catedrático, sucesivamente, de Artes en Alcalá y de Teología en Salamanca.
Además, Juan de Medina se encuadra en esos autores españoles independientes, que no forman escuela propia y que no siguen servilmente a un maestro, por tanto, si a alguna escuela habría que adscribirle sería a la de Salamanca pues, en el prólogo mencionado, enseguida hablará después de Soto, de Martin de Azpilcueta y Diego de Covarrubias. Es más, en su catedra de Nominales que regenta en Alcalá desde 1519 hasta su muerte explicará a Guillermo Biel, más moderado y centrado que Guillermo de Ockham, como se ha podido comprobar en los reportata de los alumnos y en las actas del claustro de la Universidad que, al igual que en Salamanca marcaba lo que había de leer y comentar según las Sentencia de Pedro Lombardo.
José Carlos Martín de la Hoz
Juan Belda, La Escuela de Salamanca, BAC, Madrid 2000, 997 pp.