Un equipo de profesores y economistas dirigidos por Marta Moya-Ángeles y Joaquín Moya-Ángeles, han preparado un extenso documento acerca de cómo la Escuela de Salamanca del siglo XVI “sentó las bases del comercio y de la economía global”, con principios y tesis que siguen aplicándose todavía hoy día en muchos planteamientos de nuestra economía mundial.
Una primera lectura del libro podría sugerir a algún lector poco avezado el pensamiento de que a este libro le falta orden, que contiene repeticiones y falta de sistemática en la exposición de los asuntos. Asimismo, podría dar la falsa impresión de que los humanistas salmantinos se dedicaron primariamente a temas de moral económica y, en cierto modo, marcaron el rumbo del libre mercado tal y como lo conocemos actualmente.
En realidad, la Escuela de Salamanca es, ante todo, un espíritu abierto, capaz de aplicar la teología realista de santo Tomás a las cuestiones nuevas que planteaba el descubrimiento de América y las rutas asiáticas y el nacimiento de un primer mercado global, una metodología teológica y una visión unitaria de las humanidades, bajo la base de la dignidad de la persona humana.
Evidentemente, los autores salmantinos como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Diego de Covarrubias, etc., no se dedicaron a la economía o al derecho o a la teología, primordialmente, sino que recibieron consultas de los confesores y moralistas de su tiempo y, desde el ángulo de la unidad de la teología, la filosofía y el derecho, supieron responder a las cuestiones planteadas con tal hondura y certeza que verdaderamente fueron “la cuna de la moral económica, ética económica o filosofía económica” como se quiera llamar.
Verdaderamente, las conclusiones a las que llegaron nuestros autores y que van a ser expuestas de modo sencillo y asequible para no entendidos, muestra que realmente pusieron la base de un nuevo humanismo enfocado a las relaciones comerciales interconectadas por las ferias en las ciudades europeas.
Los textos aportados acerca del interés, son verdaderamente contundentes, así como las definiciones pertinentes del interés (241) y de cómo lograron mantener bajos los tipos de interés a base de multiplicar el número de mercaderes, cambistas y banqueros (255), todos ellos trabajando sobre la base de préstamos en precario (241).
Respecto a la historia de la economía, hemos de recordar los dos extremos de la cuestión: por una parte, el crecimiento europeo y americano, ambos espectaculares, como el asiático y, a la vez es impresionante cómo España se sumió en una impresionante inflación durante el siglo XVII (73).
José Carlos Martín de la Hoz
Marta Moya-Ángeles Pérez-Mateos y Joaquín Moya-Ángeles Sánchez, España, cuna de la economía: La escuela de Salamanca, Tirant humanidades, Valencia 2024, 495 pp.