El don de discernimiento

 

Es interesante conocer que el papa Francisco justamente diez años después del comienzo de su pontificado (2013), ha dedicado las catequesis de las audiencias generales de los miércoles (del 31 de agosto de 2022 a 4 de enero de 2023) a tratar sobre el “discernimiento espiritual”. Indudablemente, tenemos una posible clave para interpretar las líneas de fuerza del pontificado y alguna pista acerca del método de gobierno desde el “don de discernimiento de espíritus”, tan querido en la espiritualidad ignaciana.

Asimismo, subraya convenientemente el cardenal Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, en el prólogo al volumen publicado por “Librería Editrice Vaticana” sobre las catequesis del papa Francisco en torno al “Discernimiento”, que el papa no ha tenido inconveniente en recalcar que él siempre se ha sentido ante todo jesuita.

Tratar del discernimiento es detenerse en los deseos de hacer en todo y siempre la voluntad de Dios, o mejor dicho, en caminar “ad maiorem gloriam Dei “, es decir a la búsqueda de la “mayor gloria de Dios” en todos nuestros deseos, aspiraciones y afanes. Por tanto, requiere mucha serenidad interior para “no ser engañados en la búsqueda de nuestro verdadero bien” (p. 68). Indudablemente, como señala san Ignacio enseguida, hace falta sopesar: “cuando el principio, medio y fin es todo bien; mas si en el discurso de los pensamientos que trae, acaba en alguna cosa mala o distractiva, o menos buena…”. Asimismo, hace falta el examen que nos ayuda a “crecer en libertad y conciencia” (p. 71).

Precisamente, en un trabajo reciente sobre el espíritu de San Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús afirmaba Rodríguez Olaizola: “Una de las intuiciones más apreciadas y originales de San Ignacio de Loyola fue todo lo que tiene que ver con el mundo interior de las personas, con su propuesta sobre el discernimiento de espíritus” (José María Rodríguez Olaizola, Me sedujiste. Historia de una búsqueda, Sal Terrae, Santander 2023, p. 104). Enseguida, Rodríguez Olaizola, añadirá que “discernir” es sencillamente: “elegir, guiado por Dios, aquello que, en un momento, hace posible seguirle de la manera más plena”. Descendiendo al contenido de las catequesis del santo Padre la primera condición para el discernimiento es la vida de oración, es decir “la espontaneidad afectuosa” (34). Por tanto, no solo superar la desconfianza de pensar que “Dios puede pedirnos demasiado” (36) sino llegar a la confidencia (39).

Dentro del conocimiento propio, el Santo Padre recuerda los factores negativos como la desolación, el desánimo (57) y la desolación (59) o los positivos como el consuelo (63) “que nos ayudan a aprender a leer libro de nuestro corazón” (72). Indudablemente, señalará el santo Padre que una decisión tomada con serenidad y, sobre todo, dirigida a dar la mayor gloria de Dios, produce indudablemente “una paz que dura en el tiempo” y, por tanto, indica que el camino que se tomado ha sido bueno (73). Esto se corresponde con el hecho de que “podemos amar solo en la libertad,”

José Carlos Martín de la Hoz

Papa Francisco, El discernimiento. Catequesis del Papa en la Audiencia General, ed. Librería Editrice Vaticana, Madrid 2023, 112 pp.