Basta la atenta lectura del periódico diario o un vistazo rápido de las portadas de los principales diarios en formato digital y la lectura de los analistas de algunos digitales de opinión, para comprobar que estamos viviendo al final de una etapa y el comienzo de otra bien diferente.
Como es bien sabido y está en boca de todos los historiadores y sociólogos, podemos afirmar que estamos entrando en una nueva cultura y, consiguientemente, en una nueva civilización que habrá de sustituir a la del Estado del bienestar, como ésta sustituyó al liberalismo decimonónico que culminó coincidiendo con el final de la segunda guerra mundial.
Las trazas de lo que será la nueva cultural y civilización, por ahora, se caracterizan por la mayoría como un mundo global y universal; con dominio de las megalópolis y la implantación de los técnicos que controlarán y facilitarán el descanso, el ocio y el trabajo a la mayoría de la población; un mundo con predominio de las mujeres en la toma de decisiones; y sobre todo una cultura que será solidaria.
A estas pocas trazas se les podrían unir otras mal definidas, pero en definitiva ese mundo será cristiano si los cristianos participamos valientemente y aportamos nuestros propios valores a esa naciente cultura y civilización.
En este sentido este trabajo que deseamos señalar a continuación muestra claramente como el Estado del bienestar se fue instalando en España desde finales del franquismo y, fuertemente, desde la primera parte de la transición con gran pujanza y cohesión social y cultural.
El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla La Mancha, Manuel Ortiz Heras especialista en la Transición española se ha fijado en los hechos fundamentales que dieron sustrato firme al Estado del Bienestar en España, como podría ser la creación de la seguridad social (1963-1978), con la consiguiente obligación de aportar las cuotas empresariales y personales al estado (49-68).
Asimismo, la creación de una sanidad pública abierta y gratuita para todos (1950-1986), con la selección del MIR, las especialidades, los mejores médicos y enfermeras, los mejores profesionales, los medios más avanzados (1944-1963) y, sobre todo, con la dedicación exclusiva y su correspondiente adecuación económica (95-123)
Las redes de protección al desempleo, la creación del Instituto Nacional de Previsión, los subsidios de desempleo, las oficinas de empleo, las reconversiones industriales, la formación profesional: “de la caridad a los derechos”, etc.
Es decir, el paso de un “paternalismo autoritario” (13) a los instrumentos del Estado del bienestar, son abordados mediante comunicaciones de diversos autores bien seleccionados y dirigidos por Manuel Ortiz Heras y Damián A. González Madrid para formar este interesante trabajo novedosos por la temática y por los archivos consultados.
José Carlos Martín de la Hoz
Manuel Ortiz Heras y Damián A. González Madrid (Coord), El Estado del bienestar entre el franquismo y la transición, ediciones Sílex Universitaria, Madrid 2020, 387 pp.