El interesante trabajo del profesor italiano Gianni La Bella que ahora presentamos, ofrece un detenido estudio de investigación muy bien documentado, sobre la vida de la Compañia de Jesús desde el Concilio Vaticano II hasta el Pontificado del papa Francisco y ha sido recientemente publicado en España e Italia como uno de los grandes éxitos editoriales de los últimos asños.
Un éxisto, no solo por unirse a los trabajos de Urbano Valero y de Jhon O’Malley acerca del padre Arrupe, sino también, por marcar delicadamente prospecciones y posibles líneas de proyección sobre el futuro de la Compañía.
Desde el punto de vista documental, recoge las mismas pautas fundamentales de los otros libros ya citados, aunque contiene, en nuestra opinión, especialmente dos aspectos novedosos; el primero es que presenta la visión de la documentación aportada desde la Curia de los jesuitas de Roma y, por tanto, pondrá el énfasis en la intensa actividad y viajes realizados por el padre Arrupe en esos años importantísimos de su pontificado Es decir, subraya más la actividad como gobernante del padre Arrupe.
Indudablemente, esos constantes viajes y encuentros personales pueden explicar la serenidad con la que abordaba la toma de decisiones: confiaba en extremo de las personas. Además, esos viajes contribuyeron a lograr el compromiso vital de todos los jesuitas para aportar ideas para el trabajo de las Congregaciones Generales. Lógicamente, sentir la compañia como propia habría movido a la fidelidad a muchos de aquellos sacerdotes.
Asimismo, el profesor La Bella al llevar su obra hasta nuestros días, buscará mostrar que la paciencia y mesura de Arrupe habría propiciado el que muchos terminaran centrándose en su vocación y regresaran por caminos de conversión a los ejercicios y a la piedad ignaciana.. Es decir subrayará más, a lo largo de las páginas del libro, la continuidad en la clarificación y en la recomposición de la Compañía hasta nuestros dias,. Es decir, que las medidas para revivir la vida de oración y mover a todos a la fidelidad al carisma terminarían por dar sus frutos.
Así pues, al término de la lectura del trabajo, parece que se puede volver a hablar de una unidad de acción, ilusión y vigorización en la Compañía sobre la que Secretaría de Estado en 1974 tendría dudas y preocupaciones importantes (146).
Son de particular interés los esfuerzos del padre Arrupe y de los Provinciales en toda América del Norte al Sur, para orientar el trabajo de los jesuitas que trabajaban en aquellas tierras: trabajar por la fe y la justicia por una parte, como habían decidido en la Congregación XXXII los jesuitas y a la vez unidos a los obispos de cada lugar.
Es interesante comprobar cómo fueron las indicaciones del magisterio de la Iglesia centrando la cuestión; las conclusiones del CELAM en su Conferencia de Pueba de 1979, los documentos de la Congregación de la Doctrina de la Fe sobre la teología de la Liberación, los viajes de Juan Pablo II y, sobre todo, lograr que la Teología de la Liberación que se había extendido en cátedras y púlpitos diera paso a la serena y eficaz Doctrina Social de la Iglesia que San Juan Pablo II había tomado como linea de actuación magisterial (173-181).
A la vez que la justicia heróica conllevaba verdaderos martires, también se produjo mucha confusión en otros lugares, pues algunos parecían aplicar el marxismo como filosfía y práxis misional, en contra de las indicaciones directas del Padre Arrupe (183-184). Que sus actuaciones fueron lentas o rápidas, no lo sabemos, lo que si se puede confirmar del análisis de la obra es que estaba perfectamente informado de la situación (138)..
José Carlos Martín de la Hoz
Gianni La Bella, Los jesuitas, del Vaticano II al papa Francisco, ediciones Mensajero, Bilbao 2019, 463 pp.