Indudablemente, estamos viviendo unas semanas muy especiales, con Semana Santa incluida, en la que los cristianos del mundo entero estamos procurando rezar muy unidos al Santo Padre Francisco, identificados con Cristo en su Pasión y su muerte por todos los pecados de todos los hombres de todos los tiempos.
Asimismo, hemos procurado unir, al sacrificio de la cruz, tantos e importantes dolores, sacrificios y la muerte de tantos hombres y mujeres víctimas de la pandemia a la pasión y muerte de Jesús.
Verdaderamente el sufrimiento, como afirmaba el papa Juan Pablo II es una vocación, y desde la aceptación de la cruz, procuraremos identificarnos con la voluntad de Dios, quien bien sabe cuál es el mejor camino y exactamente lo que más nos conviene para nuestra salvación.
Precisamente, en estos días de la pandemia, entro otras lecturas, me he encontrado con un tratado teológico de gran envergadura, aunque de pequeño formato, me refiero a uno de los libros contenidos en la biblioteca de iniciación teológica que editó Rialp en 2011, y que lleva ya cinco ediciones, acerca del tratado teológico de los novísimos o también llamado de la Escatología.
Los autores son grandes expertos en la materia; el sacerdote Jorge Molinero, Doctor en Teología y periodismo, párroco de san Josemaría de Valencia, una iglesia de nueva planta en la expansión de la ciudad del Turia cerca de Xábec una obra corporativa del Opus Dei dedicada a la formación profesional y a la preparación de miles de jóvenes para una formación integral humana y cristiana. El otro autor es también un experto, don Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva, avezado profesor, artista y teólogo sevillano de fina piedad y buenas letras. La conjunción de autores y estilos es un tratado de primera, aunque su aspecto sea sencillo.
En cualquier caso, el tema es importante pues toda la revelación del misterio de Cristo está orientado a conocer la encarnación, predicación, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo de modo que nos identifiquemos con Él y vivamos después eternamente con Él. De ahí que este tratado se ha constituido habitualmente en un punto de esperanza y de confianza en Dios, pues la revelación que nos ha traído Jesucristo es un anuncio de la brevedad de la vida terrena y, en cambio, de la vida infinita de amor de Dios: “El ser humano no puede vivir sin esperanza, instalado permanentemente en la duda o el temor y, sobre todo, en la espantosa amenaza de la ruina total y definitiva de su persona” (15).
Muchas veces san Josemaría recordaba en su predicación la conmovedora escena de santa Teresa de Jesús acompañada de su pequeño hermano, en la puerta de la ciudad de Ávila, partiendo a tierra de moros para ser descabezados por amor a Jesucristo, mientras Teresa susurraba al oído al hermano que flaqueaba por el cansancio: “para siempre para siempre, para siempre”. Este es el resumen de este trabajo: anticipar “el para siempre”.
José Carlos Martín de la Hoz
Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva y Jorge Molinero, El más allá. Iniciación a la Escatología, ediciones Rialp, Madrid 2000, 205 pp.