El psiquiatra y especialista en antropología Massimo Recalcati (Milán 1959) ha redactado un magnífico trabajo acerca de los sentimientos de Jesucristo en la oración del huerto de Getsemaní: “una noche de silencio y una noche de oración” (11).
Se trata de una composición científica y a la vez pasional, pues entran en juego todos sus finos conocimientos para adentrarse en los sentimientos, afectos y pensamientos de Jesús en aquella noche decisiva para la historia de la salvación.
En efecto, los Padres de la Iglesia, los santos y los teólogos han coincidido siempre en la obediencia extrema de Jesús (Padre si es posible aparta de mi este cáliz) junto con la máxima libertad del amor a Dios y al género humano (pero no se haga mi voluntad sino la tuya): “la decisión de ir hasta el final es libertad y es amor” (37).
Asimismo, el fino análisis del profesor Recalcati se concentra en la comparación entre la traición de Judas y la traición de Pedro. La segunda, es fruto de la debilidad, del miedo al qué dirán, de la fragilidad del que ama mucho pero también peca mucho. La primera, es mucho más dura de sobrellevar y de perdonar, pues es una traición fruto del engaño y la decepción al desviarse del amor apasionado a Jesucristo que tenían todos aquellos hombres y mujeres para llegar a la frustración y a la decepción: no coincide el mesías real con el fabricado por la mente de Judas.
Por tanto, las traiciones de Judas y Pedro son un problema de confianza: Si se hubiera apoyado en la fuerza de Jesús, Pedro habría sido fiel (43). A Judas, nos dice Recalcati, le pasó como a Eva: “ambos dejaron de ver a Dios como a quien se le debe la vida y pasaron a verlo como un obstáculo para alcanzar el triunfo (47).
Indudablemente la insistencia de Massimo Recalcati en la soledad, el abandono y el sufrimiento de Cristo hombre se debe a la falta de sentido sobrenatural y, por tanto, de captar la complicidad entre Dios Padre y Dios Hijo en todos los momentos de la existencia eterna díe Dos.
En el desarrollo de la cuestión ensaya tres pasos: Traición, angustia, soledad y oración. Así comienza afirmando: “En la noche de Getsemaní, la experiencia crucial para Jesús es la de la angustia de la muerte. Hasta ese momento, no la había vivido nunca. (…). Debemos leer el tormento de Jesús como “el tormento de todos los seres humanos frente a la cita ineludible con su propia muerte” (73). Y añade: “el temblor de Jesús no está relacionado con la pérdida de algo del mundo, sino de su estar en el mundo” (75). Y remata: “El sueño de los discípulos es otra figura de la traición” (76). Para concluir: “No quieren tener contacto con la herida del hijo abandonado por el padre” (78). La clave de la cuestión es la oración, el sumergirse de Dios hijo en Dios Padre y dejarse hacer para cumplir el designio amoroso de Dios Padre que es el plan de salvación Del género humano (82). Aquí no hay silencio de Dios sino diálogo intratrinitario (91).
José Carlos Martín de la Hoz
Massimo Recalcati, La noche de Getsemaní, Anagrama, Barcelona, 2024, 105 pp.