La crisis económica parece que es un hecho y,
sin embargo, por estas fechas muchos estamos organizando las vacaciones.
Algunos ya tienen todo bien atado: un estupendo crucero por el mediterráneo que
surgió quizá en una oferta muy apetecible hace ya unos meses. La mayoría se va
a la playa o a la montaña con la familia. Sin embargo hay otros que eligen
la posibilidad de dedicar ese tiempo a actividades asistenciales y de voluntariado.
Están de moda los cruceros, el turismo exótico, totalmente
comprensible y apetecible, sobre todo si hay posibilidad de conocer otras
culturas, bellos parajes o monumentos artísticos. Sin embargo me he encontrado,
con mucha frecuencia, con gente contando maravillas de unos días de actividades
asistenciales. Se demuestra que es verdad que llena mucho más, a cualquiera, pensar
en dar que andar buscando el capricho.
"Hay más dicha en dar que en recibir" se lee en
los Hechos de los Apóstoles, y todavía la mayoría no se lo cree, simplemente
porque no lo han experimentado. Son muchos los que se pasan tres semanas o un
mes, a veces dos en el caso de estudiantes, en actividades de enseñanza,
sanidad, reconstrucción, etc. Han descansado, sin duda, porque han cambiado de
actividad, pero sobre todo han renovado su espíritu.
El que elige la playa, el que se retira a su
chalet de la montaña, o el que se va de gira turística, es más normal que
piense en sí mismo. El riesgo de ensimismamiento, de egoísmo, es grande. Y
cuando uno se encierra en sí mismo se empequeñece. La felicidad no la produce
recibir mucho sino dar mucho. Esto es importante descubrirlo pero ¿quién nos lo
recuerda en el día a día? Toda la publicidad exorbitante que nos bombardea por
todas las esquinas nos habla de otras cosas: siempre nos propone satisfacer los
propios caprichos.
Algunos aprovechan su viaje de voluntariado para
conocer mundos nuevos. Matan dos pájaros de un tiro. Pero hay otra propuesta
más asequible: esforzarse en ayudar a los demás en los lugares normales de
veraneo. ¡Cuántas veces tenemos cerca personas mayores que agradecen nuestra
compañía! Enfermos o personas necesitadas cerca de nosotros. Cuantas veces
podemos hacer felices a los demás con nuestros ofrecimientos de ayuda en lo
grande o en lo pequeño, en la vida de familia. Actividades de asistencia
podemos realizar todos los días, también durante las vacaciones. Y al
planificarlas no debemos olvidar el consejo más eficaz: "Hay más dicha en dar
que en recibir".
Ángel Cabrero Ugarte
Radio Intereconomía, 5 de junio de 2008, 20,25
horas
Para leer
más:
Aranguren, Miguel (2002) La
sombra del cóndor, Madrid, Editex
Benedicto XVI, (2006) Deus
Caritas est, Madrid, Palabra
Le Joly, Edward (2006) La
Madre Teresa. Su vida y su obra, Madrid, Palabra