“Usted no podrá jamás quitarse de encima del amor”. Con esta contundente afirmación de Sara Torres comienza el prólogo a la obra más famosa de la psicóloga y pensadora Anne Dufourmantelle (1964-2017) sobre el amor a lo largo de la vida y las crisis amorosas de la existencia humana.
Doctorada en la Sorbona, trabajó como profesora en la European Graduate School y colaboró en el periódico Liberation de Paris y escribió numerosos libros entre los que destaca el que ahora comentamos. Falleció a los 53 años al intentar salvar a unos niños a punto de ahogarse en una corriente de mar.
Un corazón que sabía de amor y que le gustaba enseñar a amar hasta ofrecer su vida por esos niños a los que no conocía de nada: “buscamos un amor que pueda despertarnos sin asustarnos” (8), así escribía en otra de sus grandes obras “elogio del riesgo”.
Precisamente, el trabajo de Anne Dufourmantelle que deseamos reseñar, comienza con la historia de la visita de una joven a ella como psicóloga a la que pide intempestivamente: “yo quisiera que usted me quitara de encima el amor”. Comienzan así unas conversaciones densas, apasionantes acerca del amor que es deseo y esperanza cierta o que es recuerdo intempestivo del que queremos desembarazarnos. Efectivamente, este trabajo de Anne Dufourmantelle es inquietante desde el primer momento hasta el final: “Usted no podrá jamás quitarse de encima del amor”.
La historia narrada desvela un amor interrumpido teóricamente hacía 25 años que vuelve constantemente, que no desaparece ni con ningún otro amor o relación amorosa pues en realidad solo está con gente, pues nadie ha tomado el lugar del primero y último amor (28). Las conversaciones se irán sucediendo. En ellas narrará pormenorizadamente la relación de una joven de 16 años con un violinista ruso de 26 años. Él tenía “una amiguita y un gato”. Pero a los cuatro años la dejó “porque no quería arruinarme la vida” (29). La protagonista irá de mujer en mujer sin terminar de comprometerse con ninguna, sin apegarse a ninguna, quizás por miedo a que algo parecido al amor pudiera enturbiar o disminuir el recuerdo del primer y único amor.
A esta historia sucederán otras historias. En general extremas, pero que recuerdan que sin amor no se puede vivir y que sin familia no hay quien aguante. Realmente estamos creados para el amor y maduramos en el amor. Por eso, como decía san Juan de la Cruz, al final seremos examinados del amor. Es decir, cada noche y hasta la última noche. En realidad, esta es nuestra conclusión pues Anne no dice nada: “Es difícil hablar de una experiencia vivida en tanto ella está aún viva, las palabras serán siempre inadecuadas para traducir esta cualidad de presencia a otro, de excitación intelectual. De fiebre de escritura a la cual abre un verdadero encuentro” (97).
José Carlos Martín de la Hoz
Anne Dufourmantelle, En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa, Lumen, Barcelona 2025, 212 pp.