En esta reedición de la obra del célebre historiador y filósofo holandés Johan Huizinga (1872-1945), fallecido al final de la Segunda guerra mundial, sobre la decadencia de la cultura de su tiempo, fue publicada por primera vez en castellano en Madrid en 1936 por Revista de Occidente, antes de nuestra guerra civil.
Indudablemente, los parámetros culturales han cambiado mucho y esta suma de artículos que constituyen este volumen, tienen el valor de ser testigo de la historia y sigue teniendo un gran interés debido tanto por parte del escritor, uno d los más finos analistas del siglo XX, como por la materia que aborda, la cultura, especialmente sensible a los tiempos.
En primer lugar, ya anticipa que el periodo entre guerras era mucho más agitado de lo que muestran los libros de historia, pues indudablemente para que Alemania cayera en manos de un dictador e impusiera un régimen fascista solo fue posible cuando la democracia se ha aletargado notablemente.
Por otra parte, la propaganda nazi contra los judíos estaba anunciando la persecución contra católicos y protestantes en la medida en que el ambiente fascista se fuera imponiendo y el valor de la raza y de la obediencia al poder establecido regresara a los niveles de Hobbes en el Leviatán y el Estado se convirtiera en omnipresente.
Como dice nuestro autor “cultura significa posesión de la naturaleza” (22) es decir, estábamos volviendo a una sociedad descristianizada, agnóstica que imperaría el pragmatismo de la economía y del progreso y la desaparición de los valores profundos del espíritu y la trascendencia en aras al poder del más fuerte.
Así nos explicará que la ascética cristiana se convertiría en los valores del ejércitos y por tanto la vida castrense y los grupos paramilitares y las SS terminarían por dominar la calle (63).
Prueba de lo anterior es que “la tierra pertenece a los héroes no a los decadentes” (80) o sencillamente la virtud se convierte en valores pues en realidad una cosa es la vida profesional y otra la vida de puertas adentro con la familia y los amigos (73).
Inmediatamente abordará el problema del arte en su tiempo, tanto en el mundo nazi como en el ambiente comunista donde se aleja de la razón o donde la razón parece enloquecer (104).
Es interesante el gran elogio a Goya que realiza nuestro autor, pues considera que con él: “Lo invisible se hizo visible” (106). Paras terminar recojamos las palabras con las que habla de Chagall: “La actitud creadora del artista se acerca en muchos respectos a la de la filosofía de la vida. Ambas quieren la vida misma” (108).
José Carlos Martín de la Hoz
Johan Huizinga, Entre las sombras del mañana. Diagnóstico de la enfermedad cultural de nuestro tiempo, ediciones Sequitur, Madrid 2025, 131 pp.