Hay una dimensión previa a la religión que es la vida espiritual en general, el espíritu y sus manifestaciones, como hay una dimensión previa a caer en la cuenta de una verdad que es dialogar con alguien abiertamente sobre la importancia de la verdad, sus facetas y su comprensión.
En este trabajo que presentan dos potentes intelectuales de nuestro tiempo: Rafael Domingo Oslé y Gonzalo Rodríguez-Fraile Díaz, lo que hay de común es que son españoles, fogosos, inquietos, pensadores y verdaderos rastreadores de Dios en el mundo y en su propia alma.
También, es muy clave para entender el origen de este libro que ambos viven en un lugar tan amplio y abierto como Estados Unidos, donde la profundidad de horizontes, la ingenuidad, la autonomía y libertad, permiten referirse a cosas muy serias saltándose esas etiquetas que a los europeos nos parecen imprescindibles.
Hablar de espiritualidad, como hacen ambos autores en este libro, sin religión revelada de por medio, parece un imposible, pues para lograr eso hay que haber ahondado mucho y amar mucho la propia tradición en la que Dios me confió su revelación con la confianza con la que un padre habla con su hijo.
El libro se consigue por internet, se compra por Amazon y se lee en el formato electrónico o en papel, como se desee, a ratos o seguido, en público o en privado, e incluso se puede leer y escribir a los autores para aportar lo que se quiera, pues seguro que a ellos, a los autores, les sirve.
La lectura de este trabajo y su planteamiento me han traído a la cabeza a San Vicente de Lerins, uno de los más grandes y divertidos doctores de la Iglesia del siglo IV que afirmaba sencillamente acerca de la fe cristiana, en su “Commonitorium”, como la fe que se había creído por todos, siempre y en todas partes. De hecho, los autores dicen al comienzo que escriben lo que están de acuerdo.
Evidentemente, este libro tiene una importancia y un valor instrumental diferente en Estados Unidos que en Europa y, por supuesto, distinto, en España que en Francia, pero puede ser leído y aprovechado por personas honradas y abiertas sin desconfianzas con aprovechamiento, si son capaces de empezar por meterse en la piel de los dialogantes y aprender de ellos tantas cosas que damos por sabidas.
No me extraña que las encíclicas del papa Francisco, “Laudate Si” y “Fratelli tutti”, sean citadas desde el comienzo del presente diálogo pues, indudablemente, esos textos magisteriales están destinados a perdurar muchos siglos y a constituir la trama básica para que muchas personas aprendan a valorar a Dios, al hombre y a la naturaleza y logren empezar a ponerse de acuerdo en cuestiones fundamentales. La primera seguramente que existe la dimensión trascendente del hombre, la voluntad creadora de Dios de hacer un mundo tan bello y entregarlo al hombre para que lo gobierne y otorgar a la naturaleza y al hombre un maravilloso fin: ser felices dando gloria al creador.
José Carlos Martín de la Hoz
Rafael Domingo Oslé y Gonzalo Rodríguez- Fraile, autoedición, 2021, 273 pp.