Hay libros sesudos y profundos que están escritos para compartir, para dar a conocer a otros el fruto de años de paciente investigación, hecha a base de lecturas, notas en viajes, estudio de multimedias donde la literatura y la filosofía cambian impresiones.
El profesor de filosofía contemporánea de la UNED, Ramón del Castillo, ha redactado una de esas obras cómodas, sueltas, que todo pensador desea escribir; sin ninguna prisa ni límites de metraje, tesis que defender y miedos a la crítica. Movido solo por el deseo de conocer, saborear y compartir.
Indudablemente, este el libro está lleno de respeto y veneración tanto por los filósofos tratados en la investigación como por el quehacer filosófico en general, pues ya en la introducción se les defiende claramente: “los filósofos solo vagan para meditar. Quizás les da miedo divagar” (10); en cualquier caso, se nos dirá, que el pensador adopta un tono severo (25) y evita cuidadosamente mezclarse con otros estudiosos de las humanidades como los sociólogos sin haber repensado cuidadosamente sus tesis (27).
La génesis y objetivos del libro, que ahora reseñamos, está narrada por el propio autor en sus comienzos: “empecé a imaginar a pensadores al aire libre, moviéndose por jardines, bosques, parques, montañas, alamedas, barrios urbanos o pueblos pintorescos, se me vinieron a la cabeza muchas de sus ideas sobre la naturaleza, la historia, la cultura, el campo, la ciudad y sobre el propio acto de caminar. ¿Por qué se echan a andar los filósofos? ¿Qué descubren ahí afuera que no podrían descubrir en un interior? ¿qué relación tiene su forma de moverse con su forma de pensar?” (11).
En efecto, nuestro profesor ha puesto a los grandes filósofos contemporáneos a pasear todos los días bien para inspirarse, para meditar, para hacer ejercicio y estirar las piernas, para poner en orden las ideas, y luego anotar lo pensado, visto y oído. Otras veces, ha leído directamente lo que anotan en sus obras colateralmente sobre el arte de pasear. Finalmente, ha buscado aquellas coincidencias entre las grandes ideas y el momento sublime donde las hallaron poniendo lugar concreto a la genialidad: un paseo concreto o con un jardín específico, con lo que le daría más mordiente a la investigación.
Respecto al lector, es indudable que está de moda, conocer a los grandes filósofos en su vida corriente, sus amistades, amores, problemas económicos (por ejemplo, ha sido un éxito el trabajo reciente de Wolfram Eilenberger, Tiempo de Magos. La gran década de la filosofía (1919-1929), Taurus 2019, 384 pp.) pues acercarse al modo de ser, al carácter de un pensador de calado es siempre de gran interés, pues cualquier detalle de su personalidad puede ayudar a conocer mejor a la persona y a su pensamiento y por tanto valorar sus aportaciones a la filosofía en la búsqueda de la verdadera sabiduría.
Prueba de que este libro es un tesoro está en la documentación manejada y citada, exactamente un tercio del libro son notas y documentos aportados para apoyar una afirmación, consejo o descubrimiento.
José Carlos Martín de la Hoz
Ramón del Castillo, Filósofos de paseo, Ediciones Turner, Madrid 2020, 294 pp.