Fuera de servicio

 

En este interesante ensayo publicado por el sacerdote ”bloggero” y pensador francés, Pierre Amar, lo mejor es el dibujo de la portada. En efecto, un caracol, nos indica la lentitud de reflejos que habitualmente tenemos y la escasa velocidad de crucero del hombre contemporáneo para madurar en el amor y responder a las llamadas de Dios con agilidad y de ese modo ayudarle eficazmente contribuir a construir una nueva cultura y civilización.

Evidentemente, es importante para todo cristiano hacerse una composición sobre el sentido de la vida y descubrir que Dios nos ha creado, ha puesto en nosotros virtudes y cualidades y con el bautismo ha sellado una alianza para vivir juntos y llegar juntos a la eternidad desde donde podremos seguir ayudando a quienes nos acompañaron en el camino de la vida. Es decir que el cristiano es un ser libre y finalizado.

Asimismo, y como parte esencial del camino nuestro en la tierra, hay que sumar nuestras pequeñas y vulgares cruces de cada día a la cruz grande de Cristo, de modo que vivamos a la letra el consejo de Jesús: “si alguno quiere ser mi discípulo, tome su cruz de cada día y sígame” (Mt 16, 24).

Pero un día, de repente, aparece la cruz importante, la del tirón del alma hacía arriba, la invitación a ser corredentor, la vocación al sufrimiento que es la invitación a clavarnos con él en la cruz. Entonces parece que estamos fuera de servicio, que no servimos para nada, cuando en realidad estamos en donde debemos estar: junto a Jesús en la cruz salvadora y redentora.

Efectivamente, el sacerdote de 45 años activo que, con la gracia de Dios, revoluciona ambientes, despierta amor de Dios, hipnotiza en la catequesis a los jóvenes y deslumbra a los matrimonios jóvenes y arrebata viejecillas, ahora está en la cama de un hospital con los papeles del seguro en las manos, el diagnóstico certero de la posibilidad de la muerte.

Ahora le toca sufrir a él, ejercitar la fe y la vida de fe punta y, entonces, deberá hacer oración de intimidad de complicidad, preguntarle al Señor ¿Qué me irás a dar cuando me pides esto? Es decir, recordarse a sí mismo los consejos tantas veces dados a otras personas y, sobre todo, hacer un profundo y completo acto de abandono en las manos de Dios (13).

Este sacerdote francés ha tenido la paciencia de anotar sucesos intrascendentes, conversaciones con el personal sanitario, con otros enfermos, pequeñas anécdotas del día a día: la obligación de decir si tiene dolores, si has dormido, si la comida le entra o no, es decir, dejarse cuidar para poder ser curado y seguir sirviendo a Dios. Son los detalles de la santificación de la enfermedad que todo enfermo debe asumir, mientras pide a Dios por los frutos del sufrimiento y termina por agradecer a Dios corredimir con Él (36-50). Asimismo, ha tomado nota de los momentos bajos; sensación de inutilidad (56), de soledad (63), de hacer sufrir a los seres queridos (64-71), dudas (84-85), etc.

José Carlos Martín de la Hoz

Pierre Amar, Fuera de servicio, ediciones Rialp, Madrid 2020, 119 pp.