Hasta el pasado Martes Santo, nunca había oído hablar de este pueblo granadino, situado a pocos kilómetros de la capital. Al día siguiente, gracias a la invitación de mi amigo José Ángel Ruiz, viví allí una experiencia difícil de olvidar. En el Teatro Municipal Cervantes, el grupo de Los Manolos de Gójar  iba a representar La Pasión de Jesús y el mensaje de María, obra escrita y dirigida por Javier Quiles Santaella. Se trata de una acertada recreación de los relatos evangélicos sobre la Pasión del Señor, tomando como hilo conductor el relato de los hechos a un perplejo peregrino recién llegado a Jerusalén.

            Al jubilarse hace algunos años en Zaragoza, Javier Quiles regresó a su pueblo, con la ilusión de organizar diversas actividades culturales. Una de sus iniciativas ha sido la creación de este grupo teatral, integrado por vecinos de Gójar. Me contaron que han representado diversas obras –de Jardiel, de Miura, entre otros– en el pueblo y en otros lugares de la zona con notable éxito.

            El Miércoles Santo, fui testigo de la ilusión y del buen hacer del grupo teatral y del aplauso tanto de los vecinos como de los demás espectadores que llenábamos el teatro municipal. Con unos medios inevitablemente precarios, pero bien empleados, nos conmovieron a todos, mientras en el escenario intervenían desde vecinos de más de ochenta años hasta adolescentes, que actuaron con acierto, acompañados por juegos de luces y fragmentos musicales bien elegidos y por unos cambios de escena bien dosificados. Con todo, pienso que merecen una mención especial los actores que representaron los papeles de Jesucristo, de la Virgen, de Judas y el de peregrino.

            Al final, hubo un homenaje por parte de los actores y del público a Javier Quiles, en el que le agradecieron esa iniciativa y esa dedicación desinteresada y generosa que los está enriquecido a todos y que los ha unido como una piña. Fueron unos aplausos realmente merecidos. Detrás de mí, escuché los comentarios de un espectador sobre la fuerza arrebatadora del teatro, que no hallamos en el cine ni en la televisión, y pensé que sería maravilloso que en muchos pueblos y ciudades se promovieran iniciativas como las de Javier Quiles.

 

Luis Ramoneda