Hacer un arte de la ética

 

El profesor Richard Sennett, ha aplicado su amplia cultura, conocimientos artísticos y literarios a realizar un magnífico trabajo en este libro; una verdadera obra de arte, que se compone de diversos géneros y que casi siempre mantiene la atención.

Hay que tener mucho talento para compaginar en una misma obra los diversos géneros literarios y además compaginarlos con la música, las artes interpretativas, el sonido, la luz, la composición, los decorados y la vida misma.

De todas formas, conviene recordar que en materia de filosofía de la religión y, en concreto, del catolicismo, hay muchas cuestiones importantes que se le escapan y que deslucen del resto de la obra (167).  Es lógico que esto sea así porque cuando la religión no se vive con autenticidad y se alimenta con encuentros e impactos con Jesucristo, entonces carece de la fe vivida y se ignora la experiencia real de una “presencia personal perturbadora” (184).

En lo que respecta al arte de la interpretación, comenzará explicando que los profesores son grandes actores y, en muchas otras profesiones, hay que saber actuar cuando se habla en público, se dirige un equipo o se imparte una conferencia.

Precisamente, Sennett nos enseñará a actuar, es decir a poner en solfa la capacidad de interpretar con naturalidad la situación en la que vivimos para llevar los sentimientos, afectos, entendimiento y voluntad en la armonía que marca la prudencia: la llamada servidumbre voluntaria (178).

En esa misma dirección, en varias ocasiones de este trabajo, el ensayo se referirá al dicho alemán: “el aire de la ciudad hace libre al hombre”. Efectivamente, la vida y la naturalidad con la que los hombres que viven en las megalópolis están marcados por la libertad de movimientos y la energía de la libertad para buscar los propios intereses en sus amores sin quedar mediatizados por el miedo a quedar mal (155).

Es muy llamativo en este libro, escrito para el gran público y, además, editado en Anagrama y en la ciudad de Barcelona, por tanto, muy lejos de las preocupaciones políticas de EEUU, la falta de táctica editorial que conlleva las constantes referencias muy negativas a Trump, lo que resulta notable puesto que finalmente ha ganado holgadamente las elecciones y, por tanto, esa toma de posición le hará perder un buen número de lectores (97, 102).

Recomendamos, finalmente, al lector detenerse en las explicaciones acerca de la dirección de orquesta y los grandes maestros que ha conocido a lo largo de la vida en esta materia. No solo impresiona la intensa experiencia que trasmite sino la musicalidad con lo que lo de la propia exposición (252).

José Carlos Martín de la Hoz

Richard Sennett, El intérprete. Arte, vida, política, Anagrama Argumentos, Barcelona 2024, 319 pp.