Hacia una universidad más innovadora (Ángel José Gómez Montoro)

En ocasiones, los grandes

cambios estructurales inciden poco en nuestros intereses más cercanos. Pero no

siempre sucede así. El nuevo Espacio Europeo de Educación Superior va a suponer

una importante novedad que afectará a las universidades y a los universitarios.

El cambio más

importante consiste en ofrecer al alumno una formación de mayor calidad, tanto

en estudios de grado como de posgrado, que fortalezca

la alianza entre docencia e investigación. Por definición, universidad es

unidad de saberes, integración de disciplinas y diálogo de ciencias. Es

preciso, pues, que la universidad sea un espacio donde se investigue para

enseñar y se aprenda de la investigación.

El centro de atención

pasa de la docencia al aprendizaje, de forma que los estudiantes sean los

protagonistas de su preparación intelectual. Los nuevos currículos promoverán

que los profesores atiendan mejor a los estudiantes, ayudándoles a integrar

conocimientos y elegir bien su futuro profesional. Sin ser una academia de

colocación, la universidad no puede desentenderse de la inserción laboral de

sus alumnos ni olvidarse de que las prácticas son un instrumento idóneo para

comprender mejor la teoría.

La convergencia

europea supone apertura internacional. Más que ninguna otra generación, los

estudiantes de hoy han crecido en un mundo globalizado y quieren una

universidad abierta a la proyección internacional. Bolonia posibilitará que un

estudiante de cualquier universidad europea pueda continuar su carrera en otra

institución de la Unión Europea. La calidad y el prestigio de las universidades

configuran el eje de esta nueva movilidad del conocimiento, y hemos de

conseguir que nuestros centros sean espacios de referencia y atractivos para

muchos estudiantes internacionales.

El proceso de Bolonia

actúa como una potente caja de cambios, que nos va a permitir a todos avanzar a

buen ritmo. Pero la clave no está en alcanzar una velocidad trepidante, sino en

saber a dónde queremos llegar. El desafío quedará bien resuelto si nos tomamos

en serio el sentido de nuestro trabajo; si no olvidamos la capacidad de la

universidad para formar ciudadanos con afán de servicio, sensibles a las

necesidades de los más necesitados, comprometidos con el progreso de la

sociedad.

Bolonia, la ciudad

italiana con la universidad más antigua del mundo, simboliza hoy para los

jóvenes la posibilidad de formarse en una institución dispuesta a cambiar las

rutinas empobrecedoras por un espíritu innovador. A ninguno se nos ocultan los

obstáculos. Podremos abordarlos con éxito si las administraciones públicas

superan viejos esquemas y aprueban lo antes posible una normativa flexible,

adaptada a las nuevas necesidades. Y si las universidades ofrecemos

titulaciones atractivas y una docencia de calidad.

Ángel José Gómez
class=SpellE>Montoro

Rector de la
style='font-family:Arial'>Universidad de Navarra

(Publicado en la Gaceta de

los Negocios, 3.7.2006)

Para saber más:

Walter Bateman,

"Alumnos curiosos", Gedisa 2000


href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3900">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3900

Alejandro Llano, "Repensar la

universidad", Eiunsa 2003


href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4526">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4526

George
class=SpellE>Steiner, "Elogio de la transmisión", Siruela

2005


href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3741">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3741