Incultura

04 Ago, 2007por aita

Entre los trabajos recientes de la Historia de España,
destaca la monumental obra colectiva de José María Jover Zamora-Guadalupe Gómez
Ferrer y Juan Pablo Fusi Aizpúrua, España:
sociedad, política y civilización (Siglos XIX-XX), en ella se dedica una
especial atención a la cultura en nuestro pasado.

No hay nada mejor para avizorar el futuro, que
estudiar el pasado. Entre los muchos datos de hace un siglo, resaltaría uno: el
analfabetismo. Resulta especialmente
significativa la tasa de analfabetos
en España a comienzos del siglo XX. Una tasa muy amplia si se a compara con
otros países. Así los datos son escalofriantes: un 28% de la población sabía
leer y escribir, un 4% sólo sabía leer y el 68% restante era analfabeta.
Todavía la sorpresa es mayor cuando se compara con otros países: en Francia el
70% lee y escribe y sólo el 30% es analfabeta. También hay que recoger el dato
de lo que se invertía en educación en Inglaterra 10% de la renta nacional, en
Alemania un 12% y en Francia un 8%. En España el 1,5%.

Ante esos datos, se comprende la reacción y el esfuerzo
que se produjo en nuestro país hace un lustro: "La II República fue, en
suma, algo parecido a un Estado cultural. Pese a todo, cambiar la vida
intelectual y moral del país iba a resultar problemático y difícil. Primero, la
cultura popular siguió derroteros distintos a los que se habían trazado los
hombres de la república: siguió hecha de cine, deportes, toros, revistas
musicales y zarzuelas, e impregnada, como en décadas anteriores, de populismo y
españolismo folclórico y andalucista. Segundo, la reforma religiosa y educativa
de los gobiernos del primer bienio republicano dividió profundamente el país.
Muchas de las medidas laicistas y secularizadoras aprobadas habían sido ya
admitidas y asimiladas en países estables y modernos. Pero otras, como la
disolución de los jesuitas o la prohibición de enseñanza de las órdenes
religiosas, eran arbitrarias e innecesariamente polémicas: conllevaban, desde
luego, el riesgo político de provocar un enfrentamiento entre la opinión
pública y el nuevo régimen" (p.685).

Un siglo después, la situación ha mejorado notablemente. La
tasa de analfabetos ha decrecido enormemente en España. Bien es verdad que
actualmente se sigue dando un alto nivel de fracaso escolar, que se está
luchando por erradicar. Aunque sería deseable una mayor convergencia entre los
grupos políticos, para evitar las fluctuaciones en las leyes educativas.

El problema por tanto está en el nuevo analfabeto: el que
se está dejando llevar única y exclusivamente por la cultura de la imagen, y
que apenas lee, ni se alimenta culturalmente con libros serios, ensayos, etc.
La caída de los periódicos es preocupante. Todavía Internet resulta un formato
poco adecuado para leer y sopesar; está demasiado escorado hacia la velocidad y
la brevedad. Veremos como se resuelve el problema de alimentación de la cultura de nuestro
tiempo.