Jesús de Nazaret



            Benedicto
XVI en su libro Jesús de Nazaret,
presenta un Cristo histórico plenamente leído en la Iglesia y en la Tradición.
Rompiendo falsas distinciones del Cristo histórico y
el Cristo de la fe, nos muestra un Dios accesible, amable, misericordioso. En
efecto, sólo renovando la intimidad con Jesús de Nazaret podremos
los cristianos dar un nuevo impulso cristiano a la nueva civilización
que está surgiendo al inicio del tercer milenio, después del
ocaso de la cultura de la Modernidad.


            Este
libro resulta providencial ante la abundante literatura exegética, que presenta
una  visión reducida de
Jesús ateniéndose a tenues criterios de crítica literaria,
sin tener en cuenta la Tradición de la Iglesia, sin considerar la
inspiración divina del texto y que ha sido recibida como Palabra de Dios
por la Iglesia.     De
todas formas, no olvidemos que esa inspiración también alcanza al
Pueblo cristiano que recibe la Escritura como divinamente inspirada.    


            José
Antonio Pagola en su trabajo, Jesús. Aproximación histórica, aunque se
presente como exegeta católico (p.7), recoge en los datos e interpretaciones
históricas que a él le parecen y construye una narración
sobre Jesús, en la que se aparta de la Tradición y de la
opinión de muchos exegetas católicos actuales. Así por
ejemplo, hace nacer a Jesús en Nazaret (p.471), deja de lado el
nacimiento virginal de Santa María, afirma la existencia de otros hijos
de María (p.43), niega que Jesús supiera leer y escribir (p.55), lo
presenta como discípulo de Juan el Bautista (p.64), afirma que
Jesús toma conciencia de su misión en el bautismo del
Jordán (p.73), niega la conciencia de la divinidad de Jesús
(p.379), también niega la condena de Jesús por el Sanedrín
al presentarse como Dios (p.377). Y, lo más importante, la divinidad de
Jesús y el cumplimiento de las profecías mesiánicas, lo
atribuye al desarrollo teológico de la primitiva comunidad cristiana
(453 y ss). 
                       


            Es
interesante como Pagola subraya, en el epílogo,
otra visión, desde la fe, donde afirma su creencia en la divinidad de
Jesucristo, y donde subraya la necesidad de la oración e identificación
con Cristo. Precisamente dice Benedicto XVI acerca de
la separación del Cristo de la historia y del Cristo de la
fe, que está detrás de la ausencia de la Tradición:
"a partir de resultados aparentes de la exégesis científica
se han escrito los peores y más destructivos libros de la figura de
Jesús que desmantelan la fe"(p.60).


            San
Justino, en el año 160, al escribir su «Apología»,
afirma que las memorias de los Apóstoles son denominadas
«Evangelios». En esta palabra, se condensa la cuestión: el
Evangelio como predicación de Jesús, la continuidad de la
predicación de los apóstoles y la redacción de los
evangelios. Por esto se puede decir que los Evangelios tienen una consistencia
histórica porque reflejan estos tres estadios en su formación,
dándose siempre una continuidad. Una continuidad que une la
predicación de Jesús, la predicación apostólica y
la redacción de Evangelio.


           


José
Carlos Martín de la Hoz


 


Para leer más:


 


Benedicto XVI- Ratzinger,
J. (2007), Jesús de
Nazaret
, Madrid, Esfera de los libros


Pagola, J.A. (2008) Jesús.
Aproximación histórica
, Madrid, PPC