Cuando abandoné la lectura de la Septología de Jon Fosse, Premio Nobel de 2023, me preguntaba acerca del significado de lo que había estado leyendo: su personaje principal, Asle, intenta relacionarse con otro que no es más que él mismo en otra época de su vida durante la cual había vivido sumergido en el alcohol. Solo había llegado hasta la página 122 de las 788 que tiene el libro, pero renuncié a continuar.
En el último número de la Nueva Revista de Política, Cultura y Arte figura el discurso que pronunció el autor en el acto de aceptación del Nobel, y en él da algún tipo de explicación acerca de su obra. Comienza relatando que en su etapa escolar sentía miedo a aparecer delante de sus compañeros para realizar una lectura, entonces descubrió que escribir sus propios textos le proporcionaba seguridad: "Encontré un lugar en mi interior que era solo mío, un lugar desde el que escribir cosas que eran solo mías" (Nueva Revista, pág.44). Seamos sinceros, algunos psiquiatras recomiendan a sus pacientes poner por escrito sus vivencias, miedos y obsesiones, ya que al confiarlos al papel parece como si los alejaran de sí mismos.
Fosse afirma que desde aquel momento vive instalado en ese mundo interior: "La soledad constituye la vida de los que escriben y ahí es donde me he mantenido desde entonces" (pág.45); y con sinceridad añade: "Jamás he escrito para expresarme sino más bien para escapar de mí mismo" (pág.46). La escritura ha constituído para él una terapia: "Escribir se había convertido en un hábito para mí, sin el cual yo no era capaz de vivir. Consideradlo una enfermedad" (pág.49). El autor señala como durante diez años había escrito prosa, otros quince teatro y "mucha poesía". La cuantificación de su obra en base a los años transcurridos y en especial esa especie de amontonamiento que implica la afirmación de haber escrito mucho, sin referencia a obras concretas, nos impide considerar a Fosse como un autor inspirado sino más bien como un escritor de diarios -autorreferencial- bajo distintas formas literarias.
El autor afirma que con sus obras no pretende comunicar sino crear una cierta atmósfera que el lector pueda hacer suya, y añade: "Para mí el acto de escribir es escuchar; cuando escribo nunca preparo nada, lo que hago es escuchar" (pág.48); pero, escuchar ¿qué y a quién? Fundamentalmente a sí mismo y su mundo interior: "Recrear algo de lo que había experimentado" (pág.48). Ciertas afirmaciones del autor se resisten a una análisis racional, como la pretensión de "expresar lo inexpresable", la insistencia en "un lenguaje mudo" o la recomendación de "escuchar el silencio" e incorporarlo a su obra (pág.47). Recordando quizás al escultor Miguel Ángel, pretende que "el texto ya está hecho, que está ahí fuera, en alguna parte, pero no dentro de mí (...), tengo que ir en su busca y, a base de reescribirlo, de cortarlo y revisarlo, intento sacar con cuidado ese texto que ya estaba escrito" (pág.48).
El receptor del Nobel finaliza su discurso insistiendo en el carácter terapeútico de la escritura: "Hay muchos suicidios en mi literatura. Más de los que me gustaría siquiera plantearme. (...). De alguna forma siempre he sabido que escribir puede salvar vidas, quizás incluso la mía propia" (pág.51), y termina manifestando su fe religiosa con agradecimiento: "Gracias a Dios".
Juan Ignacio Encabo Balbín
Fosse, Jon, Septología, De Conatus Publicaciones, 2023
Fosse, Jon, Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2023
Varios autores, Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, nº 189