José Jiménez Lozano

 

El pasado 9 de marzo, ha fallecido José Jiménez Lozano (Langa, Ávila, 1930), Premio Nacional de las Letras Españolas (1992), Premio Cervantes (2002), Premio de las Letras de Castilla y León, entre otros galardones. Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid y en Filosofía y Letras por la de Salamanca, fue director de "El Norte de Castilla" y corresponsal de este periódico durante el Concilio Vaticano II, Al jubilarse, se instaló en el pueblo vallisoletano de Alcazarén con su mujer.

Ha sido cofundador de "Las Edades del Hombre", iniciativa con la que se ha mostrado a miles de visitantes la riqueza del patrimonio religioso y cultural de la Iglesia Católica en Castilla y León, a través de importantes exposiciones por diversas ciudades de dicha Comunidad Autónoma.

Jiménez Lozano es autor de unos veinte ensayos, entre los que cabe destacar Guía espiritual de Castilla (1984), de doce poemarios, como Un fulgor tan breve (Hiperión, 1995) o La estación que gusta el cuco (Pre-Textos, 2010); y de una treinta de novelas y libros de relatos cortos, como, entre otros, El grano de maíz rojo (Anthropos, 1988, Premio Nacional de la Crítica 1989), libro de relatos cortos, El mudejarillo (Anthropos, 1992), su mejor obra probablemente, en torno a San Juan de la Cruz, La boda de Ángela (Seix Barral, 1993), Un dedo en los labios (Espasa, 1996), retratos de mujeres; Sara de Ur (Anthropos, 1989) y El viaje de Jonás (Del Bronce, 2002), dos recreaciones de temas bíblicos; Las gallinas del licenciado (Seix Barral, 2005), una original historia cervantina; Un pintor de Alejandría (Encuentro, 2005), Retorno de un cruzado (Encuentro, 2013)… En otras obras, la trama se desarrolla en épocas más cercanas, como en Ronda de noche (Seix Barral, 1998), sobre el tráfico de órganos humanos, Teorema de Pitágoras (Seix Barral, 1995) y Se llamaba Carolina (Encuentro, 2016), acerca de una maestra en la posguerra española. Además, están sus libros de memorias y aforismos como La luz de una candela (Anthropos, 1996), Memorias de un escribidor (Confluencias, 2018). Para la Colección Letras Hispánicas de Cátedra, Amparo Medina-Boca ha editado una antología de sus cuentos (2005).

Lo primero que llama la atención y que atrae al lector de sus obras es su prosa inconfundible, en la que lo culto y lo popular se armonizan, y ocupan un lugar destacado tanto las descripciones de la naturaleza y de las labores del campo como los diálogos certeros. La influencia cervantina es patente. A esto hay que añadir la riqueza que aportan la formación humanística y cristiana del autor, el inconformismo, que se manifiesta siempre con elegancia, con ironía valiente y socarrona. Sus novelas no tienen grandes tramas, más bien se trata de vivencias, de reflexiones, de impresiones sutiles, llenas de humanidad y de lucidez, abiertas siempre a lo esencial, a lo trascendente, con las que se invita a analizar el presente con sentido crítico.

Jiménez Lozano se ha mantenido bastante al margen de los círculos literarios, pero  se ha ganado por méritos propios a un buen número de lectores incondicionales, aunque a veces la crítica lo haya ignorado un poco. Es evidente que algunas de sus opiniones contrastan con lo que hoy parece que prevalece y se estila. Frente al pragmatismo, individualista y materialista y al predominio de la técnica, nos sugiera una vida más humana, más relacional, y más abierta al arte, a la cultura y a Dios. Con sus libros, seguirá vivo y cercano, pero también nos ha dejado un buen ejemplo de sencillez y discreción.

 Luis Ramoneda