La aportación de la Escuela de Salamanca a la civilización occidental

 

La reciente publicación, por parte del Centro “Diego de Covarrubias” de Madrid del célebre trabajo de la hispanista inglesa Marjorie Grice-Hutchinson (1909-2003) sobre la Escuela de Salamanca y, en concreto, sobre “la teoría monetaria española“, ha coincidido con la presentación de las Actas del Congreso sobre la Escuela de Salamanca que tuvo lugar en la Universidad Pontifica de San Dámaso hace ahora un año y medio.

Evidentemente, ambos publicaciones nos recuerdan el enorme interés que siguen suscitando las ideas de Vitoria, Soto, Cano, Covarrubias, Martin de Azpílcueta, Báñez, Medina y tantos autores jesuitas que partieron de esos mismos principios y terminaron por constituir una escuela teológica propia.

A lo largo de las páginas de ambos textos, llenos de textos de autores de esa Escuela, tanto de la hispanista inglesa Marjorie Grice-Hutchinson como los autores de tantas universidades representadas en el volumen de san Dámaso, buscarán aportar las luces que a cada uno les ha parece más acertadas y cruciales.

En realidad, están todos equivocados, pues muchas de las ideas que se mencionan o ya estaban dichas explícitamente por otros autores o implícitamente en muchas obras anteriores o contemporáneas.

La verdadera aportación de la Escuela de Salamanca fue el riguroso método teológico que utilizaron y la manera armoniosa de aplicarlo a las cuestiones de actualidad. Un método teológico basado en el equilibrio fe y razón de santo Tomás y en el uso de las “autoridades”.

En efecto, en el libro de Mechor Cano, “De locis Theologicis” recientemente reeditado por mi maestro el profesor Juan Belda (BAC, Madrid 2006) se encuentran en embrión todas las ideas que se han aportado en esos volúmenes mencionados.

Lo importante, por tanto, es que el uso de los Lugares Teológicos llevó a los autores de la Escuela de Salamanca a la lectura meditada de la Sagrada Escritura al estudio de los Padres Apostólicos, Apologistas y Padres de la Iglesia a la búsqueda de los mejores y más claros textos del magisterio y por supuesto de los razonamientos de los grandes teólogos y canonistas y de los santos.

Se cumple a la letra el viejo principio teológico: el verdadero motor de toda reforma de la Iglesia es siempre la vuelta a las Fuentes. Quien profundiza en las raíces puede llevar savia nueva, capilarmente, hasta los problemas teológicos de su tiempo.

Finalmente, respecto a la economía y la Escuela de Salamanca las aportaciones de los libros que se han publicado hasta la fecha, se pueden resumir con Keynes cuando alababa a estos escolásticos que propiciaron el desarrollo económico en Europa y la primera economía globalizada gracias a transformar una economía basada en la usura de los prestamistas judíos a un nuevo sistema conformado por miles de inversores que dinamizaron la economía con préstamos a bajo interés (Marjorie Grice-Hutchinson, La Escuela de Salamanca. Lecturas sobre teoría monetaria española, Unión editorial, y Centro Diego de Covarrubias Madrid 2022, p. 70).

José Carlos Martín de la Hoz