La asombrosa tienda…

 

Éxito considerable está teniendo una novela escrita por un coreano sobre la vida en Seúl, sobre gente buena que se encuentra como en cualquier lugar: “La asombrosa tienda de la señora Yeom”. Escrita por Kim Ho-Yeon, nos sitúa en la capital de Corea con cierto asombro al darnos cuenta de que el ambiente que describe tiene bastante semejanza con el que puede verse en cualquier ciudad occidental.

Allí tienen tiendas, metro y autobuses, ciudades muy extensas y pobladas, como muchas de occidente, gente bien situada y pobres tirados por la calle. Iglesias católicas y centros comerciales. Quizá lo que sorprende más en esta historia es el protagonismo de personas muy buenas, de práctica cristiana y atentas a las necesidades de los más necesitados.

La señora Yeom, ya jubilada de un trabajo importante, ha querido montar una tienda de barrio para dedicar su tiempo de persona con años pero aún en plenas facultades. Y en la novela se observa una persona buena que se conmueve con los desechos de la sociedad y que pone empeño en ayudarles. El otro protagonista es Dokgo, que vivía tirado en la calle y revive gracias a Yeom. Por una serie de circunstancias que muestran a un hombre bueno, llegan a conocerse y ella le pone de trabajador en su tienda.

Es agradable y motivador encontrar una historia con gente buena. A veces parece que las novelas con cierta vida son las de delincuentes o gente inmoral. En este caso, en esta historia situada en Corea, porque el autor es de allí y es lo que conoce, nos situamos en un ambiente de generosidad, en contraste con otras personas que habitualmente van a lo suyo, como vemos con frecuencia en la sociedad materialista.

Encontrarse con personas generosas, que piensan en los demás sin necesitar que alguien pague, es confortante. Es tan frecuente que choquemos con los egoísmos de este o aquel que palpar la generosidad resulta enternecedor. Sin duda en nuestra vida nos encontraremos con personas generosas, pero nos preocupa más chocar con aquellos que no piensan más que en ganar mucho dinero y estar en buena forma física, y su vida se resume en ir al trabajo, al gimnasio y poco más.

Sorprende encontrarse con una ciudad en el extremo de Asia que tiene un ambiente muy parecido al nuestro, pero sobre todo encontrar a un escritor que no tiene inconveniente en hablar de personas que viven en cristiano y que se nota. Pocos autores occidentales, españoles sin ir más lejos, escriben una historia de bondad, de personajes buenos -no todos, claro- de costumbres cristianas normales, de caridad.

Estamos acostumbrados a encontrarnos con ambientes en que se habla de negocios, de ganar dinero…, y de tiempo dedicado al golf, al gimnasio, al egoísmo típico de un mundo superficial y materialista. Y al mismo tiempo hay personas sin casa, que duermen en cualquier esquina, lo cual, en Seúl, supone pasar mucho frío.

Los protagonistas de esta historia son personas buenas, que se preocupan por sus trabajadores y por las  personas necesitadas, con toda naturalidad.

El libro está bien escrito y está teniendo éxito, por el estilo, por el tema, porque ayuda al lector encontrar el ejemplo de buenas personas.

Ángel Cabrero Ugarte

Kim Ho-Yeon, La asombrosa tienda de la señora Yeom, Duomo Ediciones 2024