La conquista del Océano

 

La carrera por la conquista de los océanos entre España y Portugal marcó todo el siglo XV y XVI cuando, a falta de detalle, se había ya cartografiado los mares y océanos del globo terráqueo hasta poder afirmar la posesión de la tierra como Dios había encargado al hombre.

Para España y Portugal con su afán cristiano de llevar el Evangelio hasta el último rincón de la tierra era una tarea más importante que el hallazgo del oro, de las especies, de los minerales o de los esclavos, pero estos objetivos contribuyeron a llevar las naves hasta el último puerto.

El investigador David Ramírez Muriana (Madrid 1971) ha redactado un tratado sobre los descubrimientos geográficos y etnográficos de una gran calidad y sobre todo amenidad, pues el conjunto de datos, fechas, nombres y situaciones son descritos con elegancia y brevedad.

Las vidas de los personajes que hicieron posible estos descubrimientos, marinos y marineros esencialmente, son descritas con suficiente sentido común para exponer las virtudes y miserias pero sin distraer al lector.

En realidad, el título del libro es engañoso, pues la carrera por las especies es sencillamente una excusa para sufragar los gastos de las expediciones que a la larga fueron efectivamente suficientes para recuperar la inversión pero que no agotan en si el verdadero interés de aquellos viajes, que fue en realidad el ansia de poner el mundo a los pies del creador y colocar al hombre en el centro de la creación. Indudablemente el valor añadido de las especies en Europa proporcionó abundantes ganancias a Portugal que mantuvo su monopolio en Europa (84).

Es interesante recordar que el papa Francisco se ha puesto a la cabeza del movimiento ecológico recordando que el hombre es imagen y semejanza de Dios y debe guardar y proteger la creación pues se le ha entregado para que la domine no con gobierno despótico sino análogamente a como lo hace el creador.

Por las páginas de este tratado de los descubrimientos aparecen las relaciones humanas y los llamados choques culturales o inculturizaciones que se fueron llevando a cabo a lo largo de la historia (96).

Asimismo, especialmente en el caso de África y Asia, tuvieron logar encuentros entre musulmanes y cristianos que al principio fueron muy violentos, sobre todo en la costa africana, y después terminaron por aprender a convivir. Efectivamente, el comercio ha servido siempre para aprender a convivir y compartir el mundo creado con el respeto mutuo.

José Carlos Martín de la Hoz

David Ramírez Muriana, La conquista del Océano. La carrera por las especies entre España y Portugal, Edaf, Madrid 2024, 357 pp.