Cuando
Napoleón en el siglo XIX prendió al Papa Pío VI y lo llevó prisionero a
Francia, se produjo una oleada de fervor popular a su paso por las diversas
ciudades francesas hasta París. Nunca habían visto de cerca al sucesor de San
Pedro al frente de la Iglesia.
Después
de muchos avatares, el Pontífice falleció en el exilio. Los periódicos de París
publicaron con grandes letras de molde: Pío VI y último. Pero un grupo de
cardenales logró evadir el cerco y elegir a Pío VII, y así hasta el día de hoy.
También
conviene recordar como el racionalismo se hizo fuerte en Europa en el Siglo XIX
y repetidas veces se oyeron expresiones triunfalistas: estamos asistiendo a la
agonía de la Iglesia.
Hoy,
en el 2006, con la inspiración y ayuda del Espíritu Santo, la Iglesia permanece
viva en el mundo. Esto no es un mérito de los cristianos, sino de Dios que
sigue estando presente, a pesar de nuestras miserias y debilidades.
La
Iglesia vive en la actualidad en una sociedad globalizada, mundializada, donde
hay un gran tráfico de ideas y de planteamientos. Existe una libertad de
expresión y de comunicación, que es radicalmente novedosa en la historia.
Esto
implica que la Iglesia puede expresar con nitidez el mensaje del Evangelio, la
Buena Nueva que trajo Jesús al mundo. Pero, también, recibe críticas, por la
falta de coherencia de los cristianos ante la doctrina de Jesús, lo cual es de
agradecer, pues los cristianos estamos llamados a la identificación, fe y vida,
y no sólo a la adhesión a unos dogmas.
También,
la doctrina de Jesús es criticada por parte de quienes no creen en la realidad
sobrenatural del Evangelio y pretenden llevar una vida sin frenos a su
libertad, como si esta fuera ilimitada.
La
primera condición para la convivencia es la confianza y el respeto a las
creencias de los demás. Por eso los no cristianos pueden criticar nuestras
faltas de coherencia, y los cristianos podemos criticar las faltas de respeto a
las creencias, los planteamientos enanos. El horizonte no puede ser sólo ganar
dinero. Debe ser construir una sociedad basada en la confianza y el respeto que
desarrolle la dignidad del ser humano.
De
hecho, no sólo no estamos agonizando, sino que la doctrina cristiana representa
hoy una de las autoridades mundiales más importantes. Un reto para que los
cristianos conozcamos mejor a Jesucristo y enseñemos al mundo a amar. No basta
con salvarnos, hace falta influir y hacer felices a los demás, dando el tesoro
que hemos recibido.
José Carlos Martín de la Hoz
Academia de Historia Eclesiástica
José Orlandis, "Historia de
la Iglesia" Rialp 2002
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Vittorio Messori, "Leyendas negras de la Iglesia", Planeta
1999
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=2866">
style='color:windowtext'>http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=2866
Francisco Martín, "
style='font-size:10.0pt;font-weight:normal'>Historia de la Iglesia. II. La
Iglesia en la época moderna", Palabra 2000
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3230">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3230
Luis Suárez, "Los creadores de Europa", Eunsa 2005
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3250">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3250