A medida que fue avanzando la Reconquista en la Península Ibérica, fueron quedando en el interior de los reinos cristianos de España grandes
masas de población musulmanas. Se denominaban mudéjares. Las vicisitudes de esas
familias que conservaron su lengua, su religión y sus costumbres, fueron complejas,
desde el siglo XI hasta la conquista de Granada en 1492. Poco tiempo después,
fueron bautizados e incorporados a la España de los Reyes Católicos. Todavía
prolongaron su permanencia en España, convertidos en moriscos, hasta su
expulsión al comienzo del siglo XVII.
El mito de las tres culturas en perfecta convivencia a lo
largo de los siglos ha sido ampliamente derrumbado por la moderna
historiografía. Como afirma el Prof. Hinojos, a lo largo de estas páginas que
presentamos y con la extensa
documentación de Archivo que se aporta, queda suficientemente demostrada la
poca base de esa afirmación: "El mudéjar
estaba inserto en una estructura doble, la suya propia y la de los cristianos,
y su objetivo prioritario fue salvaguardar su identidad, ya que tanto
cristianos como musulmanes y judíos, lo que más temían era ser asimilados. De
ahí el desprecio del musulmán o del judío hacia el converso" (p.9). Al
igual que sucedía en la dominación musulmana, el resto de los pueblos estaba en
situación de inferioridad, pues libertad no significaba igualdad (Cfr.
Ordenamiento de Valladolid de 1412 en p.94 y ss).
Para entender la permanencia más o menos pacífica
de esas comunidades, hay que tener en cuenta la estrecha dependencia del Rey: "La última fuente de jurisdicción sobre los
mudéjares era el rey, bien directamente, bien a través de sus funcionarios
delegados, en concreto del Bayle general del Reino, suprema autoridad en todos
los asuntos concernientes a los mudéjares. La jurisdicción señorial lo será en
tanto que delegada del monarca, en base a sus señoríos" (p.93). Aunque
vivían los mudéjares en barrios separados y tenían su administración de
justicia, escuela coránicas, etc., "el monarca
aprobaba las decisiones más importantes tomadas por la Aljama" (p.105).
La predicación del cristianismo a los mudéjares y a los
judíos, fue constante y propiciada por la Iglesia y por los Reyes de Castilla y
Aragón, como se ve en la documentación aportada. Así como queda claro el
rechazo al uso de la fuerza (cfr. pp.115 y ss). Pero, como comenta Hinojosa: "Las relaciones entre los mudéjares y sus
antiguos correligionarios presentan la doble faceta del odio y la convivencia. En efecto,
todo musulmán que reniega de su religión y se convierte a otra, queda excluido
de la comunidad y es objeto del desprecio y la hostilidad" (p.116).
La conclusión de este trabajo es que fueron
relativamente pocas las familias de mudéjares que se convirtieron al cristianismo
hasta finales del siglo XIV. En el siglo XV, aumentaron algo, pero en mucho
menor número que los judíos.
José Carlos Martín de la Hoz
Para leer más:
Hinojosa Montalvo, José
(2002) Los mudéjares.
La voz del Islam en la España cristiana, Teruel, Instituto de estudios
Turolenses
Gómez Pérez, Rafael (2007)
Convivir con el
Islam, Pamplona, Eiunsa
Bawer, Bruce (2007) Mientras Europa
duerme, Madrid, Gota a gota
Heers, Jacques (2004) Historia de los
berberiscos, Barcelona, Ariel