Desde luego es muy difícil encontrar una película neutra,
como es difícil el pensamiento neutro. En una producción es importante valorar
la síntesis personal que refleja, la argumentación utilizada y los acentos
marcados. De ese modo se puede apreciar mejor la aportación.
En su última producción, Mel Gibson, intenta
reproducir los años finales de la cultura maya. Con un guión elemental expresa,
con toda crudeza, una situación: la escasez de las cosechas, la extensión de
epidemias y la superpoblación de la gran urbe, mueve a los reyes mayas a buscar
la captura de hombres y mujeres en el interior de su imperio para sacrificarlos
al Dios Sol y aplacar su ira.
La película termina, con una escena de "postal", de una
gran bahía, y la llegada de los españoles. Se apunta el final: serán
conquistados, porque aquella civilización había llegado a su final.
Realmente la
película Apocalypto, no es una película histórica, sino de aventuras,
aunque refleje muchos elementos, que pudieron pertenecer al final de la cultura
maya, u a otras cercanas. En conjunto, como han señalado los críticos de cine,
podría acercarse a la realidad. De todas formas, al guionista le resulta difícil
superar los anacronismos, y no deja de
poner en pantalla problemas y bromas de hoy.
Conviene recordar que si conocemos tan bien la cultura
maya u otras contemporáneas, es debido a los estudios etnográficos llevados a
cabo por los misioneros católicos que, para conocer la mentalidad de aquellos
hombres y poder trasmitirles la
Revelación Divina
que llevaban, hicieron un gigantesco esfuerzo de aprender su lengua y de
entender su pensamiento y sus costumbres.
Cuando se habla del genocidio americano y se dibuja la
figura del "buen salvaje", al estilo de Rousseau, se
falsea la realidad, tanto como cuando se desarrollan leyendas rosas, donde el
indio es salvado con facilidad por barbudos extremeños o vascos llegados
allende los mares. La realidad es más compleja. Los soldados que acompañaron a
los misioneros no eran la crema y la nata del Reino de Castilla, y si pudieron
civilizar aquellas tierras, fue porque los indígenas estaban verdaderamente
necesitados de los valores que portaban. Otra cosa es que quienes los llevaron
hubieran estado siempre y en todas las ocasiones, a la altura de las
circunstancias.
La lectura de las
Leyes de Indias y de los cronistas de América, son monumentos de la literatura
y de la historia del pensamiento, que han servido para impulsar y mejorar el respeto
a la dignidad de la persona humana. Algo que a la cultura occidental le
conviene seguir desarrollando si quiere
seguir impulsando el verdadero progreso.
José Carlos Martín de la
Hoz
Bibliografía:
Pedro Borges, Misión y civilización en América, Anaya
1987.
Jesús Sánchez Adalid, La tierra sin mal, Ediciones B 2003
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=1913
Thomas Hugo, El imperio español. De Colón a Magallanes,
Planeta 2003
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=1828
Juan Antonio Cebrián, La aventura de los conquistadores, La Esfera de
los libros 2006
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4843