La expansión del cristianismo



El eminente sociólogo Rodney Stark que impartió muchos años de docencia e investigación
en la Universidad de Washington y, desde 2004 en la Universidad de Baylor, realiza un encomiable acercamiento a la historia de
la Iglesia primitiva con un método estrictamente sociológico. La obra está
magníficamente traducida por Antonio Piñero, profesor de la Universidad Complutense
y experto en cristianismo antiguo. El autor es plenamente consciente de los
riesgos de su metodología, de ahí que señale: "No hay sacrilegio en el intento
de comprender las acciones humanas en términos humanos. Más aún, no reduzco la
expansión del cristianismo únicamente a factores ‘materiales’ o sociales. La
doctrina recibe la parte que le es debida: un factor esencial en el éxito de la
religión fue aquello en lo que los cristianos creían" (p.17).


Efectivamente, la obra se atiene a datos sociológicos
extraídos de la literatura pagana y cristiana de la época, así como de las
fuentes documentales de la antigüedad que se encuentran a nuestra disposición.


Todos los argumentos son humanos, pero resulta
interesante, para el creyente, las conclusiones a las que va llegando el autor:
"No es necesario creer en la Resurrección de Jesús para ver que, puesto que los
apóstoles creían en ella, los cristianos dejaron de ser ya una secta judía más"
(p.52).


De ahí que afirme: "Para los judíos helenizados que
tenían problemas sociales e intelectuales con la ley, los temerosos de Dios
pudieron haber sido fácilmente un modelo alternativo bastante tentador, un
judaísmo enteramente griego, un judaísmo que el rabino Holdheim
podría haber juzgado apropiado para las nuevas circunstancias y condiciones de
vida. Pero los temerosos de Dios no fueron un movimiento. Los cristianos si lo
fueron" (p.63). En realidad, el cristianismo no fue un movimiento: fue y es una
fe revelada, de ahí la fuerza de su transmisión y su capacidad de conversión.
De hecho Stara señala: "A diferencia de las
concepciones platónicas de Filón, el cristianismo presentaba una fe
tremendamente vigorosa y extraterrenal, capaz de generar un fuerte compromiso"
(p.66).


El método sociológico empleado por Stark,
produce frutos interesantes en el tratamiento de la figura de la mujer en
Atenas, Esparta, Palestina y Roma. Tanto la condena del infanticidio, del
aborto, así como la posición de la mujer en la Iglesia, rompieron los moldes de
la antigüedad: "La vida diaria giraba en torno a ella, y el poder residía en
los cargos eclesiásticos. Las mujeres cristianas, al ejercer funciones
importantes dentro de la Iglesia, disfrutaron de un mayor poder y estatus que
las paganas" (p.105). Eso, unido, a la fertilidad de las cristianas, a los
matrimonios mixtos, y a las conversiones de los maridos paganos, ayudaron a la expansión y al asentamiento del cristianismo
primitivo (p.109).


También, con las limitaciones señaladas, el autor realiza
una interesante descripción del martirio cristiano y de su impacto en el mundo
pagano. Así como la fuerza probatoria de la fe que vivían personalmente los
primeros cristianos: "los mártires son los exponentes más creíbles del valor de
una religión, y esto es especialmente cierto si hay un aspecto voluntario en su
martirio" (p.160).


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Rodney STARK, La expansión
del cristianismo
, ed.Trotta, Madrid 2009, 219
pp.