La fuerza de lo débil

 

El jesuita belga Bert Daelmans, profesor de teología de la belleza de la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, ha redactado un magnífico ensayo acerca de la relación entre “paradoja” y teología como camino para penetrar en el denso contenido de la verdad cristiana que encuentra tanto en Cristo como su iglesia. Recordemos que muchas veces Jesucristo, como pedagogo de la fe, utilizó el apasionante camino de las parábolas y paradojas que tantas luces aportan a sus oyentes y, luego, a nosotros pero que dejan, a la vez, velado parte de los reflejos del misterio.

El teólogo debe tener sin duda la convicción de que la verdad cristiana es tan profunda que alberga dentro de ella aparentes contradicciones y paradojas, pues en aguas poco profundas todo está muy claro, pero cuando te adentras en la plataforma continental todo parece mucho más oscuro y complejo. De ahí la apreciación de Benedicto XVI: “la teología arrodillada”.

Hemos de abominar tanto de los fundamentalismos como de los relativismos y, en cambio, procurar serenamente acudir a los Lugares Teológicos, tal y como nos enseñó el maestro Melchor Cano en el de “Locis theologicis”, verdadero resumen del método teológico de la Escuela de Salamanca que, como es sabido, permaneció vigente en la escolástica desde el siglo XVI hasta el Concilio Vaticano II y, aún, de alguna manera en nuestros días.

Lógicamente, en el desarrollo del trabajo encontraremos páginas impresionantes llenas de belleza teológica y escrituristica como la presentación de la belleza y armonía del misterio de la trinidad y su engarce con los hombres a través de la Iglesia de comunión proclamada en el Vaticano II junto con la paradoja de la individualidad y de la santidad personal: comunión personal. Es evidente que algunas otras cuestiones pueden ser menos acertadas o precisas como hablar del “sacerdocio conyugal” para hablar del matrimonio en formulación muy clerical y poco precisa (111).

Donde realmente planea con extraordinaria belleza y hondura teológicas es cuando aborda la realidad del diálogo y la relación del hombre con Dios: “La más alta realización humana parece ser la de dejarse encontrar por la gracia: Dios no se hace más pequeño porque nosotros nos agrandemos” (143). Enseguida añadirá: “la trascendencia y la intimidad son perfectamente compatibles en Dios, quien posee la fuerza para hacerse comprender en su incomprensibilidad”. Sin esa fuerza no sería digno de amor” (144).

Es muy interesante comprobar cómo nuestro autor va levantando la mirada del lector hacía lo alto y con los lugares teológicos procurar levantar la perspectiva: “Rozamos aquí el ámbito de la mística, según de Lubac el ámbito favorito de la paradoja. En efecto, quien dice ‘inhabitación’ habla, aún sin saberlo, del Espíritu Santo, aquel ‘don absoluto’ de Dios que se ofrece a sí mismo” (149).

José Carlos Martín de la Hoz

Bert Daelmans sj, La fuerza de lo débil. Paradoja y teología, Sal terrae, Santander 2022, 430 pp.