Feliciano Montero, catedrático de Historia Contemporánea
de la Universidad de Alcalá acaba de publicar, dentro de la colección de
trabajos de ediciones Encuentro acerca de la oposición durante el franquismo,
una interesante aportación sobre la Iglesia Católica en España durante el final del
franquismo.
El Prof. Montero es bien conocido en la historiografía
del período por sus publicaciones acerca de la Acción Católica
española, tanto la general, como los movimientos especializados dentro de ella:
JOC, HOAC, etc. Con ese bagaje ha podido hilvanar el trabajo que ahora
presentamos. En efecto, como dice Montero: "Desde el comienzo de la década de
los sesenta, el conflicto político con la AC ahora está planteado por sus denuncias
sociales y sus críticas implícitas a la Organización sindical" (p.62). Y,
enseguida añade: "Lo que ocurrió en los años sesenta es que el conjunto de las
organizaciones de ACE, especialmente la juvenil masculina y las mujeres, se
contagiaron de el espíritu y los métodos de la AC obrera, caminando rápidamente
hacia el descubrimiento del ‘compromiso temporal’, en el inicio eminentemente
social más que político" (p.63). Pocos
años después el problema estaba crudamente planteado: "Esa frontera ambigua
entre el compromiso y la actividad apostólica y la dirección política y
sindical, legal, semilegal y clandestina, era difícil
de trazar y venía a justificar en alguna medida los desbordamientos ‘políticos’
de los Movimientos" (p.163).
El autor realiza un estudio detenido de la crisis de la
AC de los años sesenta, de la aparición de Cuadernos
para el diálogo de Ruiz Jiménez, el denominado
diálogo cristiano-marxista, el origen de los cristianos de izquierda (pp 213-219), etc.
Después estudia el fracaso de la Democracia cristiana en
las elecciones de 1977. Así resume Montero el escaso eco de la Democracia
cristiana en los militantes de la AC especializada: "La rápida evolución de los
militantes más comprometidos hacia el marxismo, doctrinal y práctico, y la propia
reflexión del Vaticano II sobre la ‘autonomía de lo temporal’ y el consiguiente
cuestionamiento de las opciones confesionales, parecen anular esa posibilidad y
explican su fracaso posterior" (p.181). Es interesante el estudio sereno de la Asamblea Conjunta
de 1971, así como del cambio operado en la composición de la Conferencia Episcopal
Española en unos años y la presencia de una mayoría de
obispos jóvenes en España (pp.267-286).
Los resultados de este trabajo tienen, a mi modo de ver,
un mérito: el del resumen de la cuestión. Tanto por la bibliografía utilizada,
como por los documentos aportados, aporta una visión sintética y serena. De
todas formas, falta resumir también la aportación de las vidas sencillas de
muchos cristianos que durante aquellos años de desconcierto y de desorientación
doctrinal supieron permanecer fieles al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia
y siguieron desarrollando su trabajo con sentido y honradez cristiana, y
poniendo en marcha múltiples iniciativas
educativas, asistenciales, profesionales que eran aplicación de su fe en
la vida. Esos
cristianos son los verdaderos protagonistas de la Transición política,
aplicando el espíritu de caridad, concordia y voluntad de cooperación en los
planos de la vida pública.
José Carlos Martín de la Hoz
Feliciano MONTERO, La Iglesia: de la colaboración a la
disidencia (1956-1975), ed. Encuentro, Madrid 2009, 356 pp.