Hace unos años estaba asistiendo a un Simposio de Historia
de la Iglesia en los Reales Alcázares de Sevilla. Era el mes de mayo. El tema
del primer conferenciante de la mañana era el anticlericalismo en el siglo XIX.
La exposición del Profesor Emilio La Parra, catedrático de la Universidad de
Alicante, estaba siendo apasionante. De repente, comenzó a sonar mi móvil. Salí
precipitadamente del Salón de Actos. Me llamaba mi buen amigo Javier Alonso
desde la COPE. Estaba
en onda y me saludó amablemente, en seguida me planteó una pregunta: ¿Por qué
los cristianos debemos amar a la Iglesia? Tengo que reconocer que tuve que hacer
un esfuerzo mental para abandonar los pensamientos que tenía y concentrarme en
la conversación con los oyentes de aquél programa de Radio. De repente me brotó
del alma una respuesta: Por que la Iglesia es la realización de las Palabras de
Jesús el día de su Ascensión a los Cielos, cuando nos dijo: "Yo estaré con
vosotros todos los días hasta el final de los tiempos".
Efectivamente, en la Iglesia tenemos el tesoro de la Revelación;
la Sagrada Escritura
y la Tradición.
Además, en la Iglesia conservamos a Jesús en todos los sagrarios
y aprendemos a amarle sobre todas las cosas y en Él amamos a los demás.
El Prof. Vicente Borragán ha
escrito un libro valiente, decidido, compacto. Con sencillez expositiva y
profundidad teológica, muestra la Iglesia de Jesucristo, a través de la historia
y en la
actualidad. Una Iglesia que es objeto de amor, de veneración,
de consuelo y de verdad. Como afirma el autor: "ninguna crítica podrá
oscurecer jamás el hecho de que la Iglesia es nuestra madre y que en ella
recibimos el perdón y la gracia, el pan de vida y de la salvación sin
fin"(p.203).
De todas formas, recuerda Barragán, se sigue oyendo la demoledora
crítica de Marx: "El cristianismo lleva dos mil años proclamando el reino
de Dios y exhortando al amor, pero el odio y la violencia siguen llenando la tierra. Su fracaso
parece evidente" (p.196). Pero aquí seguimos trabajando, generación a
generación. Como señala el autor: "El cristianismo es lo que Jesús quiso
que fuera, y no lo que nosotros, sus pobres discípulos, hemos hecho de él.
Resulta estremecedor considerar cómo de unas premisas tan impresionantes hemos
sacado unas oclusiones tan pobres" (p.198).
Así, pues, para Barragán: "La existencia de la Iglesia
es un puro milagro de la gracia de Dios. Los hombres hemos hecho casi todo lo
posible por destruirla: los de fuera, con sus ataques; los de dentro, con
nuestro pecado y debilidad. Pero la Iglesia sigue produciendo frutos magníficos
de santidad. Y su presencia llena de esperanza al mundo" (p.199). De ahí la conclusión y la propuesta de futuro
que se plantea en este libro: "Si algo no puede olvidar la Iglesia son sus
orígenes. Hacia ellos debe volver constantemente los ojos, hacia Jesús y hacia
los testigos de su resurrección, que la pusieron en marcha con la fuerza y el
poder del Espíritu. Precisamente porque las situaciones son cambiantes, hay que
volver sin cesar los ojos hacia aquellos que vieron y contemplaron, que tocaron
y palparon al Resucitado y que quedaron llenos de una vida de la cual seguimos
viviendo" (p.224)
José Carlos Martín de la Hoz
Vicente BORRAGÁN MATA, La
Iglesia que yo amo, de. Ciudad Nueva, Madrid 2010, 234 pp.