La importancia del mercado

 

El catedrático de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Rodríguez Braun (Buenos Aires 1948), en este trabajo sobre el mercado aporta muchas ideas teóricas y prácticas. Estas palabras me han recordado las consideraciones de Francisco de Vitoria (1483-1546) sobre la importancia de los mercados y los mercaderes, pues con ello los hombres pueden desarrollar su familia y la sociedad. Vitoria fundamentaba su visión antropológica en una concepción optimista de la condición de la naturaleza humana después del pecado original, por ejemplo, mantenía el derecho al dominio de las cosas propias de modo análogo a como lo hace Dios, como “imago Dei”, que refleja la perenne teología de santo Tomás: la gracia no destruye la naturaleza, sino que la supone, la sana y la eleva (Suma Teológica, I, q. 1, a. 8, ad2).

Precisamente, al gozar de una paz en Europa de más de un siglo en el que la mayoría de los ciudadanos de las naciones europeas pudieron dedicarse de lleno al campo, a la industria, a la cultura y a la mercaduría; el desarrollo económico encumbró a numerosas familias a posiciones centrales de la vida social. En consecuencia, la economía europea a lo largo del siglo XVI irá alcanzando amplios niveles de globalidad, pues en ella participaban activamente cada vez más mercaderes, bien por estar emparentados con los castellanos de América o bien por ser requeridos al efecto.

La globalización económica del siglo XVI, cuyo epicentro estaba en Europa se veía con total normalidad, pues como afirmaba el profesor Cendejas “Vitoria mantiene una concepción orgánica de la sociedad basada en la integración de las dos comunidades naturales -familiar y política-que extiende a una tercera, también natural, que engloba todo el orbe y a la que cabe atribuir un bien común universal. En el seno de esta comunidad, y como consecuencia de la naturalidad sociabilidad humana, se reconoce, no se acuerda, como derecho de gentes la libre comunicación de personas y de bienes, así como el dominio que tienen los pueblos para gobernarse y administrar sus bienes” (Francisco de Vitoria sobre justicia, economía y dominio, Universidad Francisco de Vitoria, Madrid 2020 p. 132).

Como afirmaba Bartolomé de Albornoz, en el Arte de los contratos publicado en Valencia en 1573, al hablar de mercaderes “tratar y caminar de una parte por otra, llevando las mercaderías adonde faltan y sacándolas de donde sobran” y un poco más adelante: “Este oficio de mercader y trato de la mercaduría es el que sustenta al mundo y el que da noticias de las unas partes a las otras. Los que dicen que es peligroso al alma no tienen razón, y mucho menos los que dicen que no es honroso” (tit, 3, fol. 128r).

Estas mismas ideas son las que el profesor Rodríguez Braun aportará en sus trabajos: grandes y pequeñas lecciones de sentido común basadas indudablemente en el concepto de dignidad de la persona humana y de justicia que imperaron en los mercados durante siglos. Precisamente, Rodríguez Braun como Francisco de Vitoria abogan por la recuperación del concepto del común sentir de los cristianos honrados para el valor de las cosas, de los precios y transacciones.

José Carlos Martín de la Hoz

Carlos Rodríguez Braun, Estado contra mercado, colección cristianismo y economía de mercado, Unión editorial y Centro Diego de Covarrubias, Madrid 2023, 128 pp.