El trabajo del economista austriaco Ludwig von Mises (1881-1973) se ha convertido en un auténtico clásico de obligada lectura. Miembro de la llama Escuela austríaca de Economía y profesor de Hayek, Machlup, Haberler, Mongenstein, Voegelin, antes del comienzo de la segunda guerra mundial. Emigrado a USA en 1940, fue profesor de la Universidad de Nueva York donde reconstruyó sus ideas libremente.
En realidad, este trabajo conecta con Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, más que para defender el capitalismo, para defender las leyes del mercado y la libertad de mercado frente al estatalismo nominalista y el socialismo inrtervencionista, incapaces de crear empleo y desarrollo (16).
Frente a las acusaciones reiteradas e ignorantes acerca de los males del mercado como la desigualdad, el enriquecimiento excesivo, responde con elegancia: “Un abismo separa al necio del perspicaz a quien sabe pensar por su cuenta de quien solo repite ajenas y mal interpretadas sandeces” (23).
Páginas adelante, nuestro autor reconoce la complejidad de las leyes del mercado, pues, aunque la experiencia de siglos hace que hayamos aprendido mucho, las condiciones de precariedad, escasez de recursos, la volatilidad del hombre y el valor de la libertad hacen que las crisis puedan suceder en cualquier momento (41).
En cualquier caso, es importante que los grandes inviertan para que la economía esté en marcha: “La riqueza ajena, bajo la economía de mercado a nadie empobrece; las grandes fortunas jamás provocan miseria: al contrario, la riqueza de los pocos deriva más bien de la satisfacción procurada de los muchos” (48).
Resulta de un gran interés las nociones de historia de la economía y de las lecciones que deben extraerse de la misma para poder seguir haciendo crecer y desarrollar las sociedades democráticas (64).
Son de un gran interés las páginas dedicadas al valor de la libertad, no solo como capacidad de elegir entre el bien y el mal, sino respecto al concepto de libertad como energía para autodeterminarse y alcanzar fines altos como el desarrollo de la familia, el bien común, etc. (89).
Enseguida, tratará de una libertad constantemente ejercida, no solo para “impedir la arbitrariedad gubernamental, sino para la maduración de la persona, la sostenibilidad, la justa distribución de la riqueza, la división razonable del trabajo, el respeto a la propiedad privada (99).
Finalmente, nuestro autor volverá sus ojos hacia el verdadero progreso que es el de la valoración de la dignidad de la persona humana y su creatividad a la vez que las leyes del mercado deben ser valoradas junto a las necesidades de los decartados.
José Carlos Martín de la Hoz
Ludwig von Mises, La mentalidad anticapitalista, Unión editorial, Madrid 2021, 110 pp.