La mirada de los desconfiados

 

Hace unos días, mientras se celebraba la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, una joven madrileña que padecía una importante dolencia ocular que había disminuido sensiblemente su campo de visión, decidió pedirle a la Virgen de las Nieves su curación definitiva y solicitó a las personas del grupo juvenil con el que había acudido a ese acto que la acompañaran en su oración intensa a la Virgen

Efectivamente, el día de la fiesta de la Virgen de las Nieves, el seis de agosto, al terminar uno de los actos preparatorios de la Vigilia y de la Misa del envío, aquella joven comunicó a todo su grupo y a su familia que había recuperado completamente la visión y, por tanto, pedía a todos se unieran en su acción de gracias a la Virgen

Enseguida la noticia corrió por toda Lisboa y luego trascendió por las redes sociales al mundo entero. Muy pronto le aconsejaron a la joven que dejara la decisión a la Iglesia y que fuera discreta mientras empezaban los estudios pertinentes, pues solo la Iglesia puede declarar oficialmente que ha ocurrido una intervención sobrenatural. Eso sí, una vez recogido los datos científicamente y estudiado, también, si puede fundarse teológicamente el posible milagro.  En definitiva, que la acción de gracias se extenderá por toda la tierra y el magisterio de la Iglesia realizará las oportunas investigaciones tomándose todo el tiempo oportuno. Hasta ahí todo normal.

También, como era de esperar, comenzaron los comentarios en los medios de comunicación y en las Redes Sociales. Aquí, han vuelto a aparecer las dos posibles reacciones, pues ya había predicho Jesús y está recogido en los Evangelios: “El que no está conmigo está contra mí y el que no recoge conmigo desparrama” (Mt 12, 30). Verdaderamente, lo sorprendente son los muchos comentarios realizados sin esperar a los resultados de la investigación y, por tanto, sin saber si es un milagro o un favor y una gracia, es decir, si se podrá demostrar que es un hecho científicamente inexplicable o es un favor de la Virgen acelerando un proceso a logrando un efecto de la medicación, etc. Es decir que hay una intervención de la Virgen no hay duda.

Han resultado llamativos los comentarios de quienes, como hacia Spinoza, Renán, o tantos intelectuales desde la ilustración hasta nuestros días (hasta el día de hoy) niegan la posibilidad del milagro, porque sencillamente no creen en Dios o son deístas, es decir agnósticos que han añadido a sus dudas de fe, la desconfianza en Dios y en la Iglesia al estilo de Voltaire. Mucho más llamativo, en la línea de la desconfianza, han sido los comentarios de otros que desconfían de la legislación teológica y jurídica con la que la Iglesia juzga los procesos “super miro” con la que estudia en el proceso diocesano y romano esos “presuntos milagros” antes de poner encima de la mesa del santo Padre para que pueda afirmar la Voz de Dios.

Finalmente, me ha sorprendido más todavía la opinión de algunos que han introducido la desconfianza en los Romanos Pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI sembrando dudas acerca de la seriedad de dichos procesos frente a los que actualmente está llevando a cabo el papa Francisco, cuando no ha cambiado la legislación contenida en la Instrucción “Sanctorum Mater” que rige estos procesos canónicos.

José Carlos Martín de la Hoz