La paciencia de Job

 

La lectura detenida del libro de Job realizada por Massimo Recalcati, un psicólogo, periodista y ensayista italiano, le lleva a considerar el “grito de Job” hacia Dios concretado en un: “¿Por qué a mí?”, como uno de los momentos más sublimes e inquietantes de la oración del creyente a lo largo de la historia.

A nuestro modo de ver el estudio detenido de nuestro autor y del libro de Job nos ha conducido a dos conclusiones. La primera que el libro de Job se acerca al problema del mal y desea darnos algunas pistas para terminar por abandonarnos completamente en las manos de Dios y dejar para sucesivos momentos de meditación a lo largo de la vida el alcanzar respuestas, pues, por ejemplo, muestra una cara “falsa e injusta de Dios”. Lógicamente, decía Pascal, “el corazón tiene razones que la razón no entiende”, pero sencillamente Dios que le sostuvo en la dura prueba a la que le somete el diablo, no puede aparecer, porque no es real, ni injusto, que acepte vernos sufrir. “el rostro de Dios nunca puede ser el de un malvado” (29).

Lógicamente el autor de este libro se acerca al misterio del mal, pero, en mi opinión, sigue siendo un misterio, pues una cosa es que Dios permita el mal y otra que aparezca como el autor del mismo. La segunda conclusión sería caer en la cuenta que este autor no ha tenido en cuenta el desarrollo de san Juan Pablo II en la exhortación “Salvifici doloris” (11.02.1984), que muestra cómo el sufrimiento es una vocación: debemos convertirlo en una oportunidad para unir nuestra cruz con la cruz de Cristo y ser corredentor.

Nuestro autor resalta que una primera respuesta al problema del mal sería recordarle al hombre que Dios es el autor de la creación (15) y su profundo sentido providente que nunca acorrala (32). Qué sentido tendría medir la fe de Job, cuando la fe es un don gratuito e inmerecido de Dios (41).

El pecado, por tanto, de Job sería el de haber dudado de la confianza en Dios y de Dios con Él (45). También, sería un error pedirle explicaciones a Dios ante lo que me aflige y me hace sufrir (47). Es interesante caer en la cuenta que estos días donde miles de padres y madres han de llevar a sus niños a recibir las vacunas de la gripe y del COVID señalará nuestro autor: “Ningún Padre puede ahorrar a su hijo el sufrimiento” (60).

Precisamente, en las páginas finales, nuestro autor se dirige también a Dios para pedirle que nos abra la mente y entender el sentido del sufrimiento del inocente, es decir el sufrimiento de Jesús en la cruz o de los niños inocentes en el COVID: hay que ser el “que se queda a cuidar a los enfermos” (95).

Finalmente, Dios se aparece a Job para consolarle y fortalecerle en la fe y mostrarle cómo premia su fe, su humildad y su perseverancia. A la vez le muestra la desproporción entre la mente y el corazón humano y el divino (107).

José Carlos Martín de la Hoz

Massimo Recalcati Herder, Barcelona 2024, 123 pp.