El 19 de marzo de 2018 el santo Padre Francisco publicaba una importante Exhortación apostólica “Gaudete et exultate”, acerca de la santidad canonizada y canonizable, en la que se detenía a recordar la importancia del sermón de las bienaventuranzas de san Agustín que ha inspirado la teología espiritual durante siglos.
De hecho, ha llamado la atención que en ese importante documento no se citara ni una vez la palabra virtud y, por otra parte, el propio Dicasterio de las Causas de los Santos ha recordado recientemente que la “Positio” sobre la vida, virtudes y fama de santidad, es decir el documento clave de la fase romana, se debe seguir elaborando sobre la base de las virtudes del Siervo de Dios. Lógicamente, en esa misma dirección deben trabajar los delegados episcopales, promotores de justicia y postuladores en la fase diocesana.
En ese sentido, es significativo que la reciente biografía de Arturo José Otero García, sacerdote de la diócesis de Alcalá de Henares, sobre el beato Pier Giorgio Frassati, que busque acercar al cristiano corriente de lengua castellana a la figura de un seglar de Turín (Italia), buen estudiante universitario, alegre, montañero, comprometido políticamente en la Italia de su tiempo en los comienzos del siglo XX, santo en la vida corriente, beatificado en 1990 por san Juan Pablo II, quien le denominó “el hombre de las bienaventuranzas”.
Precisamente, el biógrafo ha redactado esta semblanza del beato italiano sobre las ocho bienaventuranzas y ha mostrado a través de ellas, como alcanzó el beato Pier Giorgio el don de Dios de la santidad.
San Pablo afirmaba, y está recogido en los hechos de los apóstoles: “A través de muchas dificultades, conviene que entremos en el Reino de Dios”. Efectivamente, unas contrariedades procederán de dentro como el egoísmo, la pereza o, en definitiva, cualquiera de los pecados capitales. Otras provienen de fuera, como serían los problemas en los estudios, las dificultades familiares, la salud, etc. Pero con la gracia de Dios se alcanza la santidad, pues es siempre un regalo de Dios desproporcionado respecto a lo que hacemos.
La vida santa del beato Frassati, tejida en las cuestiones ordinarias, es una prueba de la acción del Espíritu Santo en las almas y de cómo la correspondencia a esa gracia, que es devolver amor por amor, resulta ser transformante y el fruto final es el que describe el evangelio al desgranar las bienaventuranzas: paciencia, limpieza de corazón, amor a la justicia, fortaleza, mansedumbre,
Es lógico que este modelo seglar, que pronto va a ser propuesto como modelo e intercesor de todo el pueblo de Dios, esté elaborada no tanto sobre cómo vivió las virtudes sino cómo se enamoró de Dios y se le otorgaron las bienaventuranzas.
José Carlos Martín de la Hoz
Arturo José Otero García, Pier Giorgio Frassati. Una vida seglar según las bienaventuranzas, Edibesa, Salamanca 2024, 184 pp.